El Banco Europeo de Inversiones (BEI) invirtió el martes (25 de enero) 50 millones de euros en una incipiente empresa de San Francisco que fabrica robots de reparto autónomos, a pesar del carácter controvertido de esta tecnología.
Starship Technologies, un productor y operador de robots de reparto autónomos con sede en la capital tecnológica de San Francisco, produce pequeños vehículos de reparto en forma de caja que se conducen solos por las ciudades. La empresa ha realizado más de 2,5 millones de entregas comerciales en todo el mundo desde su creación en 2017.
Cuenta con un importante despliegue en la pulcra ciudad de Milton Keynes, en el Reino Unido.
Pero aún no se ha desplegado a escala en Europa continental, con pequeñas operaciones en Hamburgo y Tallin (Estonia), donde la empresa tiene su principal centro de investigación y desarrollo, lo que explica la considerable inversión financiera del BEI, que se ha facilitado como préstamo de riesgo.
“Esta financiación del BEI para Starship es un gran ejemplo de cómo el Plan de Inversiones para Europa puede impulsar la innovación en Europa”, dijo el martes el Comisario de Economía Paolo Gentiloni.
Según Gentilioni, la inversión se sumará al “siempre creciente y vibrante ecosistema europeo de investigación, tecnología e innovación.”
Según el director general de Starship Technologies, Alisdair Westgarth, los fondos del BEI se utilizarán para contratar ingenieros en Europa.
La empresa es líder del mercado en el sector del reparto autónomo. En el pasado ha recaudado un total de 50 millones de euros de otros inversores con sede en Estados Unidos y Japón.
El BEI considera que los robots eléctricos de reparto fabricados por Starship Technologies son una alternativa sostenible al transporte motorizado conducido por humanos.
“Los vehículos eléctricos de todas las formas y tamaños formarán parte de nuestro futuro y pueden ser una pieza clave en el rompecabezas del transporte sostenible”, declaró a la prensa el vicepresidente del BEI Thomas Östros.
Covid-19 también ha sido bueno para el crecimiento de los sistemas de reparto autónomos. Starship Vehicles ha sido citada como una de las soluciones para que las empresas hagan llegar la comida a los clientes durante un cierre. La lista de socios ya incluye las cadenas de supermercados Coop, Budgens y Tesco en el Reino Unido.
Pero Starship Technologies aún no se ha lanzado en su ciudad natal, San Fransisco, donde las opiniones sobre los servicios de entrega autónomos son más complicadas.
Los robots de reparto autónomos tienen que ir de puerta en puerta, cruzar las aceras, esquivar a los ciclistas, a los niños que juegan y a los perros de todos los tamaños, una tarea enormemente complicada que en el pasado ha dado problemas.
Cuando Marbel, un servicio similar, se puso en marcha en 2017, no tardaron en aparecer informes sobre robots confundidos que se amontonaban en callejones sin salida, bloqueaban las aceras o casi atropellaban a las mascotas.
En unos meses, la ciudad había adoptado una normativa estricta que limitaba a los operadores a tres vehículos y prohibía a los robots acercarse a las aceras. “Esperar a que ocurra algo es una tontería”, dijo entonces el legislador de San Francisco Norman Yee a la revista Wired.
El problema al que se enfrentan muchos legisladores es la falta de datos. Como resultado, es difícil predecir el riesgo de las nuevas tecnologías.
Los vehículos de reparto de distintos tamaños afectarán a las estrechas calles históricas del centro de las ciudades europeas, pero no se sabe cuál será el impacto.
En un documento de investigación de 2019 encargado por la Dirección General de Investigación e Innovación de la Comisión Europea, Nikolaos Gavanas, profesor adjunto de planificación del transporte en la Universidad de Tesalia, destacó esta incertidumbre.
Aunque en tono optimista, aconsejó a los legisladores que evaluaran con antelación el efecto de los vehículos autónomos en sus ciudades concretas.
La aplicación Starship Food Delivery está disponible para su descarga en iOS y Android.