El Papa Francisco hizo el 25 de diciembre un llamamiento al diálogo en medio de una “tendencia al repliegue” durante la pandemia de coronavirus, que ha matado a más de 5,3 millones de personas en todo el mundo en poco más de dos años y que ahora se encuentra en una de sus peores fases, ya que la variante omicron hace estragos en todo el mundo.
“También en el ámbito internacional se corre el riesgo de evitar el diálogo… Sin embargo, sólo esos caminos pueden conducir a la resolución de los conflictos y a beneficios duraderos para todos”, dijo durante su bendición y mensaje “Urbi et Orbi” a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro.
El Papa advirtió de la necesidad de evitar nuevos actos de violencia en el prolongado conflicto de Ucrania, en medio de las crecientes tensiones entre Rusia y los países occidentales, que acusan a Moscú de haber concentrado unos 100.000 soldados cerca de las fronteras de Ucrania, en un posible preludio de una invasión.
“En Ucrania, evitad que se produzcan nuevos estallidos de un conflicto que viene de lejos”, dijo el Papa en su mensaje del día de Navidad a los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro del Vaticano.
El Papa Francisco también dijo que “las inmensas tragedias” en Siria, Yemen e Irak, asolados por el conflicto, estaban siendo “pasadas por alto en silencio.”
El Papa celebrará la misa de Navidad a las 19:30 hora local, la misma hora que el año pasado, cuando estaba vigente el toque de queda de las 22:00 horas. El Vaticano controlará la temperatura de los fieles al entrar en la Basílica de San Pedro y exigirá que todos lleven una máscara y observen el distanciamiento social.
El año pasado, el Papa pidió que las vacunas contra el coronavirus se pusieran a disposición de las personas más necesitadas del mundo. Dijo entonces que era un momento de “oscuridad e incertidumbre respecto a la pandemia”, que para entonces había matado a 1,7 millones de personas en todo el mundo.
El 24 de diciembre, el Papa Francisco pidió más solidaridad con los que viven en la pobreza al celebrar la misa de Nochebuena ante una congregación enmascarada de unas 2.000 personas.
Mientras hablaba, el aumento de los casos de coronavirus en todo el mundo frenó la Nochebuena por segundo año, obligando a las iglesias a cancelar o reducir los servicios, interrumpiendo los planes de viaje de las fiestas y obligando a la gente a cumplir una vez más con los mandatos de mascarilla.