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Elon Musk ya está convirtiendo Twitter en MySpace

¿Se van a torcer las cosas con la propiedad de Twitter por parte de Elon Musk? La mayoría de los usuarios que hoy vuelan a Mastodonte creen que la respuesta merece un claro sí.

Sin embargo, ninguno de ellos ha explicado todavía qué es lo que irá mal. Hasta ahora, las llamadas al éxodo son más una postura moral que una previsión política. Los que abandonan Twitter señalan su rechazo a las inclinaciones conservadoras de Musk, y un rechazo a la economía tecno-capitalista.

Para ver qué puede ir mal en el Twitter de Musk, tenemos que preguntarnos dónde estamos hoy, y por qué.

En el mundo occidental, Twitter desempeña funciones democráticas vitales. Al igual que una plaza pública, Twitter es una plataforma para establecer la agenda, formar coaliciones y compartir información.

Pero Twitter también es un lugar incívico, polarizador y violento. En Twitter, el asesinato de usuarios es la norma, y el debido proceso, la excepción.

El “por qué” es más complejo.

Las fuerzas que han hecho de Twitter un mal necesario son legales, tecnológicas y políticas.

De origen estadounidense, Twitter surgió en un país donde la ley reifica la libertad de expresión. El resultado ha sido una actitud temprana de despreocupación por la moderación de contenidos. Twitter no se molestó. Las autoridades públicas hicieron la vista gorda. La moderación de contenidos se dejó de facto en manos de los usuarios individuales.

Pero esto no es todo.

Los algoritmos de Twitter promueven la participación mediante lo que los economistas llaman “efecto de red”, o sea, una bola de nieve. Cuantos más usuarios les guste o retuiteen (RT) un tuit, más se mostrará el tuit a los usuarios propensos a los “me gusta” o a los “RT”.

La lógica de los efectos de red crea grupos de usuarios que acaban haciendo una moderación inconsciente del contenido. Detrás de los grandes números de likes y RT, se esconden las milicias zombis de Twitter que censuran u ordenan el discurso.

Un último factor, más controvertido, es el político.

Hayek vs Musk

En 1949, Frederik Hayek señaló que las personas de izquierdas asumen que el mundo puede ser cambiado, y a partir de ahí tienden a inclinarse hacia el activismo. Esto contrasta con las personas de derechas menos comprometidas políticamente, que parten de la suposición de que muchas restricciones limitan la capacidad de los humanos para cambiar el mundo.

Con esto en mente, tenemos el comienzo de una comprensión de por qué la moderación de contenidos en Twitter tiende a agruparse en torno a las normas liberales y las prácticas sociales, incluyendo las controvertidas como la política de identidad, la cultura de la cancelación, y la señalización de la virtud.

Ahora, volvamos a nuestra pregunta inicial. ¿Cómo cambia este estado de cosas la propiedad de Musk? Para empezar, Musk es un absolutista de la libertad de expresión patentado. Con esto, hay muchas razones para creer que Musk anulará las políticas anteriores de Twitter consideradas como un ataque a la libertad de expresión. Para ser claros, espera que las cuentas de Twitter de populistas como el ex presidente Donald Trump tengan una segunda vida.

Otra apuesta segura es que Musk no solucionará las normas de Twitter sobre políticas de identidad añadiendo reglas éticas o requisitos de proceso.

Entonces, ¿qué opciones tiene Musk en sus manos? En un tuit dirigido a los anunciantes, Musk insinuó que las cámaras de eco son su principal preocupación. El tuit sugiere que Musk quiere romper los silos, para elevar los niveles de lo que los politólogos llaman “competencia en el mercado de las ideas”.

Y Musk parece estar a favor de soluciones tecnológicas como la evolución de Twitter hacia un protocolo. Cabe preguntarse si esto implica crear una interoperabilidad de Twitter con la propia réplica de Trump ‘Truth Social’.

Piénsalo por un momento.

Si la trayectoria orbital de Musk es hacia la multiplicación de las peleas de perros políticos y la apertura de las puertas de la plataforma a opiniones lejanas, la promesa no es un Twitter mejor. La promesa es MySpace, una exitosa red social de los años 2000 que se desvaneció cuando los usuarios empezaron a compartir contenidos obscenos, desagradables y escandalosos.

Sin embargo, hay un resquicio de esperanza. Si Musk MySpaces Twitter, no tardaremos en darnos cuenta de que debemos abandonar la plataforma. El único problema es éste: los Musk de este mundo aún no han inventado el planeta en el que podamos reubicarnos civilmente.

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