La batalla legal por la justicia contra los “intocables” del Kremlin

Los dirigentes rusos están cometiendo crímenes inimaginables e imperdonables contra el pueblo de Ucrania. Decenas de miles de muertos, millones de refugiados, ataques deliberados contra civiles y demasiadas masacres como en Bucha.

Mientras Europa se esfuerce por ser un faro de libertad, democracia y Estado de derecho para la comunidad mundial, debemos aceptar nuestra responsabilidad por el futuro de Ucrania.

  • Jan Lipavsky, ministro checo de Asuntos Exteriores: “Creo firmemente que debe haber una implicación de la ONU, para garantizar la máxima legitimidad y el apoyo de la comunidad internacional” (Foto: Comisión Europea)

Aunque no se pudo disuadir al Kremlin de iniciar su espantosa guerra, debemos perseguir el castigo de quienes la iniciaron.

No sólo porque debemos justicia a las decenas de miles de personas asesinadas innecesariamente, sino porque este mal debe ser claramente nombrado para que no se repita.

Si la comunidad internacional no castiga la agresión contra Ucrania, sería una clara señal para Vladimir Putin y otros dictadores de que no hay consecuencias por agredir o invadir otros países. El resultado sería un desfile de agresiones en un futuro próximo, que costaría a Europa no sólo su credibilidad, sino también importantes recursos para defendernos.

Desde el punto de vista jurídico, los crímenes de guerra, los crímenes contra la humanidad y posiblemente también el crimen de genocidio cometidos en Ucrania pueden ser perseguidos y castigados ante la Corte Penal Internacional (CPI).

Sin embargo, en el caso de Ucrania, la CPI no puede castigar el crimen de los crímenes que ocurrieron allí – el crimen de agresión, que es la fuente de todos los demás crímenes cometidos durante la guerra.

Y de ello son culpables quienes iniciaron esta guerra sin sentido: Putin y sus compinches, que planearon y dieron las órdenes de asaltar Ucrania. Es evidente que los responsables de lanzar esta guerra de agresión deben rendir cuentas.

Y sólo será posible ante el Tribunal Especial para el Crimen de Agresión.

La creación de un Tribunal Especial es una tarea compleja. Hay dos formas básicas de llevar a cabo esta tarea.

Primero, crear el Tribunal Especial con participación de la ONU, segundo, un tribunal híbrido que opere en la jurisdicción ucraniana con componente internacional.

Creo firmemente que, en general, debería haber participación de la ONU, para asegurar la máxima legitimidad y apoyo de la comunidad internacional.

Como primer paso tangible, aspiramos al establecimiento de la Fiscalía Provisional en La Haya, para que los fiscales ucranianos puedan realizar esta importantísima labor.

En cualquier caso, la ratificación del Estatuto de Roma por parte de Ucrania sin demora redundará en beneficio de la legitimidad de dicho tribunal. También creo que la actual brecha en la rendición de cuentas traerá más ratificaciones del Estatuto de Roma, incluidas las enmiendas sobre la agresión.

La CPI es el único tribunal penal internacional permanente con 123 Estados miembros, y sólo cabe lamentar que no pueda ejercer su competencia para el crimen de agresión del mismo modo que para otros crímenes de su competencia.

Todos aquellos que creen en un orden internacional justo basado en el respeto mutuo y en normas claras no deberían dudar en unirse.

No es momento para la complacencia, porque está en juego el futuro de nuestro orden internacional basado en normas.

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