El lunes (21 de febrero) se cumplen 12 meses exactos de uno de los mayores planes de inversión para mitigar el impacto económico y social de la pandemia de coronavirus presentado por la Comisión Europea.
Alcanzarán los 420.000 millones de euros en los próximos años, según destaca el comisario de la UE Elisa Ferreira, esto ocurre una vez en una generación.
La rendición de cuentas y la transparencia sobre cómo se gasta el dinero -y en quién- serán fundamentales para garantizar que el Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (MRR), que es el núcleo de esta inversión, logre que las economías y las sociedades europeas sean más sostenibles, resistentes y estén mejor preparadas para los retos y las oportunidades de las transiciones ecológica y digital.
Curiosamente, no comprometió a los Estados miembros a cumplir requisitos rigurosos de información y supervisión pública sobre estos préstamos y subvenciones, que ascenderán a más de 672.000 millones de euros, a pesar del terrible historial de corrupción y malversación de fondos de la UE. No es demasiado tarde para evitar la suciedad de antaño e introducir procesos más limpios y transparentes en el gasto público.
Sin duda, los proyectos del FRR deben entregarse rápidamente. Pero no hay que sacrificar las fuertes salvaguardias contra la corrupción por la eficiencia.
Durante la pandemia, las normas de adquisición que apoyaban el control público de los contratos gubernamentales, junto con un mecanismo de quejas accesible y la supervisión de especialistas, ayudaron a algunos países a comprar rápida y abiertamente, y a trabajar con periodistas y ciudadanos para reforzar la confianza pública.
Gracias a las plataformas digitales, dispusieron de datos en tiempo real sobre lo que el gobierno estaba comprando, lo que ayudó a garantizar que el dinero se gastara bien y a ahorrar tiempo y dinero a todos.
La UE y muchos de sus Estados miembros ya disponen de estas herramientas. A falta de liderazgo por parte de la Comisión Europea (al menos en esta ronda de financiación del FRR), son otros los que tienen que garantizar que estas herramientas se utilicen con pleno efecto.
Alertas de activación ya en marcha
Los gobiernos deberían demostrar su compromiso con la transparencia utilizando el Sistema de Detección y Exclusión Temprana de la UE, Arachne, y el Sistema de Gestión de Irregularidades, como ha señalado el Parlamento Europeo en múltiples resoluciones, incluida una elaborada por el autor, el eurodiputado Michele Rivasi.
Esto les permitiría identificar rápidamente las empresas problemáticas y quiénes están a cargo de ellas. Una masa crítica de países que asuman tales compromisos presionaría a los rezagados.
La sociedad civil, los periodistas, los parlamentarios y otras personas que comparten los valores de un gobierno abierto, pueden apoyar a los Estados miembros para que garanticen altos niveles de transparencia, etiquetando claramente el gasto público relacionado con las inversiones del FRR, y fomentando una comprensión mucho mejor de cómo la inversión del FRR se reconstruirá mejor en áreas políticas específicas, como la transición ecológica y digital, la educación y la salud.
Una colaboración de organismos de control de la sociedad civil, Open Spending EU Coalition, ha sentado las bases de este trabajo, realizando un amplio análisis de las lagunas en los compromisos de transparencia de los planes del FRR. Sus recomendaciones apuntan a lo que se espera que se publique sobre el gasto del FRR en los Estados miembros, incluida la información oportuna sobre el gasto en préstamos, subvenciones, contratos y, lo que es más importante, los beneficiarios finales de los fondos de la UE.
La Comisión Europea podría decir que la transparencia y el control de los fondos de la UE es asunto de los Estados miembros, pero sabemos que los países rara vez están interesados en la transparencia del dinero de la UE sin una supervisión independiente.
Hemos visto cómo se ha utilizado como “fondo electoral” para comprar más poder para los que ya están en el poder y alimentar las redes corruptas en los países de la UE, especialmente en los que han sufrido un retroceso democrático recientemente.
Por ello, el Parlamento ha pedido a la UE que cumpla su papel de guardián del presupuesto comunitario cuando los Estados miembros no lo hacen por sí mismos.
Esto incluye obligar a los Estados miembros a unirse a la Fiscalía de la UE como condición para recibir fondos de la UE, y establecer un marco de contratación pública de la UE sólido y transparente que permita un control total e ilimitado por parte del Parlamento cuando los fondos del presupuesto de la UE estén total o parcialmente implicados, especialmente en lo que respecta a las principales áreas de gasto relacionadas con la crisis económica, de seguridad o de salud.
El Parlamento también ha pedido que las instituciones de control (la Oficina Europea de Lucha contra el Fraude (OLAF), el Tribunal de Cuentas Europeo, la Fiscalía Europea y el Parlamento Europeo) trabajen plenamente y sin obstáculos durante todo tipo de crisis que elLa UE podría enfrentarse en el futuro.
El precio político de omitir estas medidas en el FRR podría ser enorme. Es la primera vez que la UE recauda dinero de forma colectiva -algunos lo llamaron el nuevo Plan Marshall de Europa- y si se ve que el proceso fracasa, podría hacer añicos la frágil confianza en el proyecto europeo.
No es demasiado tarde para establecer las necesarias salvaguardias de transparencia que ayuden a garantizar los resultados del FRR. Ahora más que nunca, tenemos que generar más confianza en la UE mostrando el valor de cada inversión pública y la colaboración en tiempos de crisis.
Unos gobiernos más eficaces podrán reconstruir mejor y demostrar a los europeos por qué una Europa unificada sigue siendo una idea que merece nuestros corazones y nuestras mentes.