Tras décadas de medidas voluntarias que no lograron frenar la deforestación, la UE es pionera en la elaboración de una nueva normativa en un intento de reducir su papel en la destrucción de los bosques.
La normativa obligaría a las empresas que venden soja, carne de vacuno, aceite de palma, madera, cacao y café en la UE a garantizar y demostrar que sus procesos de producción están libres de deforestación.
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Más de 100 organizaciones ecologistas y de otro tipo han pedido a los gobiernos de la UE y al Parlamento Europeo que mejoren la propuesta de la Comisión. La presidencia francesa del Consejo de la UE pretende alcanzar una posición común en junio.
Pero algunos Estados miembros de la UE quieren ampliar aún más el periodo transitorio de dos años para aplicar las nuevas obligaciones de diligencia debida, mientras que otros dicen estar preocupados por la carga administrativa a la que se enfrentarán las pequeñas y medianas empresas.
El lunes (21 de febrero), Letonia dijo que las autoridades nacionales necesitarían hasta seis años para adaptarse.
Irlanda fue uno de los países que pidió más tiempo para los pequeños y medianos operadores, argumentando que primero eran necesarias “campañas de concienciación”.
Sin embargo, esa no fue la postura de la mayoría de las capitales de la UE.
El ministro holandés de Agricultura, Henk Staghouwer, dijo que la legislación debía adoptarse rápidamente, ya que “el sector agrícola es el principal impulsor de la deforestación en todo el mundo”.
Además, España y Dinamarca se mostraron abiertos a la posibilidad de incluir otros productos con alto índice de deforestación, como el caucho o el maíz, en la lista de productos básicos sujetos a la nueva normativa. Es probable que esto complazca a los grupos ecologistas, que llevan tiempo pidiendo la inclusión de estos productos.
Aun así, otros países se mostraron contrarios a otras partes del reglamento.
El ministro de Agricultura de Finlandia, Jari Leppä, expresó su preocupación por una fecha límite, establecida por el nuevo reglamento, que prohibiría las importaciones de los seis productos básicos si su producción está relacionada con la deforestación o la degradación de los bosques después del 31 de diciembre de 2020.
Según la nueva normativa, no se permitiría la entrada en el mercado de la UE de ningún producto básico que se produzca en tierras sujetas a deforestación o degradación forestal después de esa fecha.
Pero Leppä pidió un retraso para garantizar que los operadores no sean penalizados por unas normas que, según él, no podían haber previsto razonablemente hace dos años.
Otros ministros también señalaron que el establecimiento de un sistema común de trazabilidad será complejo y costoso. Sin embargo, una evaluación de riesgos ha demostrado que los costes no han aumentado mucho, según el Comisario de Medio Ambiente de la UE, Virginijus Sinkevičius.
La UE es uno de los mayores importadores del mundo de deforestación tropical como consecuencia del comercio internacional.