Las estrictas medidas de cierre en los Países Bajos han llevado a un grupo de 30 alcaldes a presionar al gobierno nacional para que suavice las restricciones.
En una carta abierta publicada en el periódico De Volkskrant el jueves (20 de enero), escriben que se necesita una perspectiva a largo plazo, diciendo que el gobierno nacional ha suplantado todos los demás problemas e intereses de la sociedad para mantener la tasa de infección baja.
“Eso es aceptable para un periodo corto, pero no después de dos años”, dijeron.
Desde diciembre, cuando la variante Omicron, más infecciosa, provocó una tasa de infección récord, los Países Bajos se encuentran en un duro bloqueo.
Otros países de Europa han registrado un número récord de infecciones por Covid-19, y Alemania, Francia e Italia informaron el martes de casi 800.000 casos.
Pero las restricciones parecen cada vez más ineficaces, y como Omicron parece menos mortal, la mayoría de los Estados miembros de la UE han decidido mantener grandes partes de la economía al menos parcialmente abiertas.
No es el caso de Holanda, que mantiene uno de los regímenes de Covid más duros del mundo.
Esta semana, el Instituto Nacional de Salud Pública y Medio Ambiente (RIVM) informó de una cifra récord de 42.000 casos.
Pero el número de pacientes de Covid en los hospitales ha bajado a menos de 1.200, frente a los 2.850 de diciembre.
La semana pasada se permitió la reapertura de algunas tiendas, pero los bares, restaurantes, museos y centros culturales han permanecido cerrados en Holanda.
Algunos museos han reabierto como estudios de yoga o peluquería en señal de protesta esta semana.
Un importante centro de debate público de Ámsterdam se ha registrado como comunidad religiosa, que está exenta de duras restricciones.
“Los abogados municipales están trabajando ahora horas extras para averiguar si un estudio de yoga en un museo o una peluquería en un teatro deben ser permitidos o prohibidos en virtud de la legislación nacional de emergencia”, escribieron los alcaldes.
Entre los firmantes se encuentran todos los alcaldes de las 10 mayores ciudades, incluida Femke Halsema, alcaldesa de Ámsterdam.
Escribieron que la mayoría de ellos seguirán aplicando las medidas del gabinete, pero le piden que ofrezca a los restaurantes, bares e instituciones culturales una perspectiva de reapertura.
“No queremos fomentar un mayor caos, ni queremos empeorar la situación favoreciendo de forma desigual a un sector sobre otro”, dijeron.
Pero advirtieron contra lo que describieron como un estilo de gobierno “represivo” que ha enfrentado a ciudadanos y dirigentes.
Y pidieron al gobierno que haga un balance proporcional entre los efectos sobre la salud y “la vida privada de las personas y el tejido social y económico de la sociedad.”