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Los oligarcas rusos acribillan al tribunal de la UE con casos de sanciones

Los oligarcas rusos implicados en la guerra de Ucrania se presentan ante el Tribunal de la UE en Luxemburgo para impugnar las sanciones.

Pero el último ruso que puso a prueba el sistema -el barón de la restauración y el jefe del grupo mercenario Wagner, Yevgeniy Prigozhin- acaba de perder, en un mal presagio para su suerte.

Al parecer, los oligarcas rusos o sus familiares sometidos a congelación de activos y prohibición de visado han presentado al menos 18 casos ante el Tribunal General de la UE en Luxemburgo desde que comenzó la guerra, según los registros.

Es probable que el número sea mayor porque algunos demandantes piden al tribunal que publique sólo sus iniciales en la primera fase del proceso, ocultando su identidad.

Y los funcionarios de la UE esperan que la cifra aumente aún más, dado que Europa ha incluido en su lista negra a unos 40 miembros de las principales familias empresariales rusas desde la invasión.

En los círculos de la UE se rumorea que el presidente ruso, Vladimir Putin, ha dado instrucciones a cada uno de ellos para que pongan en marcha casos que “fatiguen” a las instituciones de la UE, según una fuente europea.

“Si es cierto, no funcionará. Para eso está el tribunal”, añadió la fuente.

Los casos pendientes se publican actualmente sólo con los apellidos de los demandantes, lo que hace imposible saber con certeza quiénes son.

Pero el cruce de los apellidos con la lista de sanciones de la UE sugiere que entre los 18 demandantes se encuentran el ex jefe del fútbol Roman Abramovich, el banquero Mikhail Fridman, el multimillonario del acero Alexey Mordashov, el jefe del fondo de inversión Igor Shuvalov, el ex magnate del petróleo Gennady Timchenko y el magnate de los metales Alisher Usmanov.

Las impugnaciones de las sanciones de la UE y los recursos correspondientes pueden tardar años en resolverse.

Los demandantes pueden utilizar sus fondos, de otro modo congelados por la UE, para pagar sus costes.

En los últimos años, la UE ha perdido una serie de casos de gran repercusión sobre la congelación de activos de Bielorrusia, entre ellos el del ex presidente Víktor Yanukóvich y el del ex primer ministro Mykola Azárov.

Suele perder por falta de pruebas.

Y los abogados de la UE se ven perjudicados por el hecho de que sus “paquetes de pruebas” no pueden contener información clasificada que los capitales de la UE que aprobaron las listas podrían haber visto.

Pero las victorias tienden a sonar huecas.

Yanukóvich, por ejemplo, sigue sometido a una congelación de activos porque se enfrentó a múltiples capas de sanciones y se despojó de una sola.

El tribunal de Luxemburgo nunca concede daños financieros.

Los negocios turbios de los empresarios quedan al descubierto en las audiencias y las sentencias, y su reputación se ve manchada por la calumnia original de la UE, incluso si ganan.

El último veredicto sobre Rusia también demostró que la información de fuentes abiertas, incluido el periodismo de calidad, suele ser suficiente para que los jueces confirmen las decisiones de la UE.

El chef de Putin

La UE incluyó en su lista negra a Prigozhin, un magnate de la restauración vinculado al Kremlin, antes de la guerra de Ucrania, alegando que su equipo de mercenarios, el Grupo Wagner, había cometido horrores en Libia.

Los abogados de Prigozhin dijeron que la mayor parte de las pruebas presentadas por la UE eran “informaciones difundidas en los medios de comunicación”.

No había “ninguna prueba obtenida de forma independiente por la [EU] Consejo o en su nombre” y ninguna señal “de que el Consejo llevara a cabo ninguna investigación sobre la exactitud de esa información”, dijeron.

Y los informes de los medios de comunicación Bellingcat, con sede en Ámsterdam, y Radio Free Europe/Radio Liberty (RFE/RFL), con sede en Praga, por ejemplo, eran parciales porque habían recibido fondos estadounidenses, añadieron los abogados de Prigozhin.

Sin embargo, los jueces de la UE afirmaron que la información se mantuvo por sus propios méritos.

Los reportajes de Bellingcat, RFE/RFL, la BBC y otros fueron “precisos y coherentes y son el resultado de investigaciones basadas en un estudio serio y profundo”, dijeron en su veredicto del miércoles (1 de junio).

Y, como en casos anteriores, la sentencia arrojó luz sobre actividades que el demandante podría haber preferido mantener fuera de la vista del público.

El veredicto ensayó y refrendó sin tapujos las acusaciones de la UE de que el Grupo Wagner es el “ejército privado” de Prigozhin, aunque éste tratara de ocultarlo utilizando una estructura “opaca” de “empresas fantasma con nombres similares y vinculadas entre sí”.

El matonismo geopolítico

El Grupo Wagner se financió con dinero del Kremlin desviado de los contratos de restauración y construcción de Prigozhin para el ejército ruso, según el documento del tribunal de la UE.

El Grupo Wagner tenía “entre 800 y 1.500 operativos y mercenarios en Libia” y también había luchado en Ucrania, Siria y la República Centroafricana, dijo de paso el tribunal.

Prigozhin desempeñó un “papel en la geopolítica rusa” y “Wagner Group proporciona el ‘músculo’ para defenderlos”, señaló el veredicto.

Y” la expansión de las operaciones del Grupo Wagner en África [is] con el fin de proteger las inversiones de la demandante [there], dijo también el tribunal de la UE, citando un informe del Foreign Policy Research Institute, un grupo de reflexión estadounidense.

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