Han pasado 40 años. 40 años desde que comenzó la epidemia del VIH. Un triste aniversario.
El VIH ha golpeado muchas vidas y sigue haciéndolo. 75,7 millones de personas se han infectado en todo el mundo y 32,7 millones de personas han muerto por causas relacionadas con el sida en los últimos 40 años. Es colosal.
Por supuesto, se han hecho algunos progresos.
La investigación ha tenido un impacto significativo: nuestro conocimiento sobre este virus es clave para asegurar una mejor prevención y limitación de nuevas infecciones, así como el descubrimiento de nuevos tratamientos. Así, se han salvado y se siguen salvando vidas.
También podemos subrayar que la calidad de vida de las personas afectadas por el VIH/SIDA ha mejorado en los últimos años.
Es una primera victoria, pero la lucha contra esta epidemia continúa, especialmente hoy. No debemos olvidar que la epidemia de VIH sigue siendo una crisis mundial, y que algunas regiones del mundo se ven más afectadas que otras.
Como seguramente saben, el África subsahariana sigue siendo la región más afectada por el VIH. El 57% de todas las nuevas infecciones por VIH se producen en esta parte del mundo.
La pandemia de Covid-19 es una crisis terrible que afecta a todo el mundo. Las consecuencias socioeconómicas son enormes y devastadoras. Lo mismo ocurre con la salud.
La actualización sobre el sida en 2020 muestra que el progreso para acabar con el sida como amenaza para la salud pública en 2030 ya estaba mal encaminado antes del brote de Covid-19.
La crisis del Covid-19 corre el riesgo de desviar aún más la respuesta al sida. Estamos en una situación urgente y debemos estar a la altura de este desafío. No podemos fallar.
Las desigualdades y las violaciones de los derechos humanos afectan a las comunidades más duras y con mayor riesgo de contraer el VIH/SIDA, especialmente a las niñas y las jóvenes.
Cada semana, en el África subsahariana, 4.500 niñas y mujeres jóvenes de entre 15 y 24 años se infectan con el VIH. El acceso desigual a la educación y a los servicios de salud sexual y reproductiva y a la información aumenta la vulnerabilidad al VIH de las niñas y las mujeres. Las enfermedades relacionadas con el SIDA se encuentran entre las principales causas de muerte entre las mujeres en edad reproductiva en todo el mundo.
En junio se celebrará una reunión de alto nivel de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA. Este evento ofrece una oportunidad única para que los estados miembros de la ONU renueven el compromiso político y financiero de una respuesta eficaz al SIDA y vayan más allá, con objetivos ambiciosos.
Por ello, el Parlamento Europeo ha debatido y votará una resolución para instarles a acelerar el progreso hacia el objetivo de 2030 de acabar con el sida como amenaza para la salud pública.
La Unión Europea y sus Estados miembros tienen que situar la salud en el centro de la estrategia UE-África con el objetivo de lograr la cobertura sanitaria universal y reforzar los sistemas sanitarios.
Así, África podría luchar contra el VIH de forma eficaz.
La UE y sus Estados miembros deben actuar a favor de una aplicación ambiciosa de la Estrategia Mundial contra el Sida.
Es un deber. Las inversiones en investigación e innovación serán un elemento fundamental para mejorar nuestras herramientas de prevención, diagnóstico y tratamiento del sida. Invertir en asociaciones internacionales, como el Fondo Mundial de Lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria, creado a raíz de la oleada mundial de VIH/SIDA, es clave para garantizar una lucha eficaz contra la enfermedad.
40 años de existencia han sido más que suficientes para el VIH. No debemos permitir que esta devastadora enfermedad florezca durante otros 40 años. El objetivo de 2030 de acabar con el sida como amenaza para la salud pública es mañana. Actuemos para que este objetivo sea una realidad.