Aprovechar una dinámica desigual entre África y Europa

Seamos claros: hasta ahora, el enfoque para abordar la crisis climática no ha sido equitativo entre la Unión Europea y la Unión Africana.

Su relación está ligada a la explotación colonial y poscolonial, y a las desigualdades estructurales, puestas de manifiesto recientemente por la incapacidad de los países ricos para hacer frente a la desigualdad de las vacunas y a los daños económicos de la pandemia de Covid-19.

Las negociaciones sobre una nueva asociación entre ambos han seguido un camino pedregoso. Los elementos climáticos y energéticos no se han visto favorecidos por un enfoque europeo del Green Deal centrado en la UE, sin prestar suficiente atención a los crecientes impactos climáticos en África, a la apropiación por parte de los africanos, y sin situar a las personas en el centro del debate y de las soluciones.

A su vez, la Unión Africana, al rechazar el enfoque europeo del Green Deal, no ha centrado su propia visión para resolver la crisis climática.

Ambas partes no lograron garantizar una participación significativa y la inclusión de las voces de la sociedad civil en el desarrollo de la asociación. Pero si consiguen corregir estos fallos, la UE y la UA deberían ser socios naturales, intercambiando conocimientos sobre la adaptación al clima y las pérdidas y daños, desarrollando modelos exitosos para una transición energética justa, y aliándose para obtener resultados exitosos sobre la ambición, la financiación, la adaptación y las pérdidas y daños en la próxima cumbre climática de la ONU, la COP27, que acogerá Egipto en noviembre.

Los días 17 y 18 de febrero, los líderes de la Unión Africana y de la Unión Europea se reunirán en una cumbre en Bruselas en la que confirmarán una nueva asociación que abarcará los desafíos globales.

Los jefes de Estado de la UE y de la UA se reunirán en varias mesas redondas, entre ellas una sobre la transición climática y energética, la digital y el transporte (conectividad e infraestructuras) en la que se prevé que Egipto encabece un debate sobre la COP27.

En la cumbre se presentará un paquete de inversiones basado en los fondos existentes del Instrumento Europa Global del presupuesto de la UE, y Bruselas estará ocupada tratando de conseguir más apoyo de los Estados miembros e instituciones de la UE y de la Unión Africana en los últimos días.

La prueba clave será la forma en que la cumbre aborde los impactos climáticos y las soluciones.

África es especialmente vulnerable al cambio climático, aunque es la que menos ha contribuido a provocarlo. En los últimos años, África ha sufrido un calor sin precedentes, y millones de personas se enfrentan ahora al hambre debido a la devastadora sequía en el este de África.

El próximo informe del IPCC sobre la adaptación, los impactos y la vulnerabilidad, que deberá ser aprobado por los gobiernos antes del 25 de febrero, dejará al descubierto las últimas evaluaciones.

¿Post-Glasgow?

Con la cumbre como primer hito importante después de la COP26, la UE y la UA deben demostrar que harán progresos claros y que irán más allá del Pacto Climático de Glasgow, que no ha aportado lo suficiente para los países vulnerables al clima, incluyendo la falta de los 100.000 millones de dólares [€88bn] de dólares para la financiación del clima.

Esto requiere que la UE aumente su financiación para el clima, y reoriente su enfoque y demuestre que se toma en serio la mejora de la adaptación y el tratamiento de las pérdidas y los daños, para recuperar la confianza de los países vulnerables al clima.

Puede hacerlo aumentando la financiación (en la COP26, las partes acordaron duplicar la financiación de la adaptación para 2025), apoyando las iniciativas de adaptación africanas y aprendiendo de la experiencia de las comunidades africanas en materia de adaptación dirigida localmente, incluidos los conocimientos de los pueblos indígenas y la tutela de la protección y restauración de la naturaleza.

Es fundamental que la UE demuestre que está preparada para hacer avanzar la agenda de financiación de pérdidas y daños, comprometiéndose con los países africanos para entender las necesidades sobre el terreno, y con sus negociadores para construir un camino constructivo hacia los diálogos de Glasgow sobre pérdidas y daños que se celebrarán en junio.

Además, si la UE no adopta medidas enérgicas en su territorio para aumentar y acelerar rápidamente su propia reducción de emisiones y eliminar gradualmente los combustibles fósiles, los africanos se enfrentan a riesgos aún mayores por los impactos climáticos.

La otra cara de la moneda es el apoyo a los medios de vida, los hogares y las empresas mediante soluciones de energía renovable.

Los propios países africanos han identificado las energías renovables como una contribución clave a sus planes climáticos nacionales presentados a la CMNUCC.

En un continente tan extenso y diverso, esto requiere comprender y adaptar las necesidades de las distintas regiones y localidades, desde la cocina limpia hasta el desarrollo de industrias verdes.

La tan anunciada Estrategia de Pasarela Global de la UE, creada como una oferta para contrarrestar la inversión china y cuyos primeros proyectos se presentarán en la cumbre, se centrará probablemente en las grandes infraestructuras energéticas.

Aunque es importante, es mucho más fácil para estosproyectos para atraer la inversión pública y privada. Una prueba clave será cómo se puede apoyar a los pequeños agricultores, a las comunidades de difícil acceso y a los trabajadores informales, que constituyen la columna vertebral de las economías de muchos países, para lograr un acceso universal al 100% de la energía renovable, el fin de la pobreza energética y soluciones para apoyar las necesidades de las mujeres y de los hogares, así como de las generaciones futuras.

Al mismo tiempo, la UE debería comprometerse a poner fin a cualquier financiación de los combustibles fósiles que socave estos objetivos.

En los países con mayores ingresos, la asociación debería apoyar una transición justa para abandonar las industrias de combustibles fósiles y crear empleos verdes de calidad y entornos saludables.

Una asociación para la transición energética justa entre los gobiernos de Sudáfrica, la UE y otros en la última COP es un paso en la dirección correcta, si se diseña bien.

La UE y los países africanos deberían seguir desarrollando modelos de asociación exitosos, con la participación de todas las partes interesadas en la planificación, incorporando financiación para las infraestructuras y las comunidades afectadas, transferencia de tecnología, asistencia técnica y formación, y fondos de transición justa para los trabajadores y las comunidades afectadas.

La UE y los países africanos no pueden permitirse el lujo de no reparar las relaciones y sacar el máximo provecho de esta cumbre. Tienen que trabajar para obtener resultados concretos que equilibren años de desatención a las necesidades de las personas y del medio ambiente de forma equitativa, justa e inclusiva.

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