Bruselas pone a Orban contra las cuerdas

BRUSELAS-Desde el inicio de la guerra de Rusia en Ucrania, Bruselas ha tenido que andar con pies de plomo con el primer ministro húngaro, Viktor Orban. Los líderes de la Unión Europea han intentado responsabilizarle del retroceso democrático de Hungría, pero también necesitan su apoyo en medidas clave de la UE para reforzar a Ucrania y frenar el esfuerzo bélico de Rusia, desde el suministro de armas hasta las sanciones energéticas.

Durante todo el año, Orban y Hungría han frenado los intentos de la UE de sancionar las exportaciones rusas de energía o han buscado exenciones para proteger su propia economía. Hungría, miembro de la OTAN, también ha impedido la entrega de armas defensivas a Ucrania. La última táctica de Orban ha sido amenazar con bloquear un paquete de ayuda de 18.000 millones de euros que la UE ha elaborado para sanear las finanzas ucranianas.

Pero ahora, Budapest y Bruselas han llegado a un acuerdo. A última hora del lunes, ambas partes llegaron a un acuerdo según el cual Hungría pondría fin a su bloqueo de la ayuda a Ucrania y la UE retendría algo menos de dinero del que había amenazado anteriormente. Esto demuestra que la UE está dispuesta a tomar medidas concretas para castigar a los Estados miembros que se opongan al Estado de Derecho, pero también que Orban ha encontrado la manera de utilizar su poder de veto como palanca.

BRUSELAS-Desde el inicio de la guerra de Rusia en Ucrania, Bruselas ha tenido que andar con pies de plomo con el primer ministro húngaro, Viktor Orban. Los líderes de la Unión Europea han intentado responsabilizarle del retroceso democrático de Hungría, pero también necesitan su apoyo en las medidas clave de la UE para reforzar a Ucrania y frenar el esfuerzo bélico de Rusia, desde el suministro de armas hasta las sanciones energéticas.

Durante todo el año, Orban y Hungría han frenado los intentos de la UE de sancionar las exportaciones rusas de energía o han buscado exenciones para proteger su propia economía. Hungría, miembro de la OTAN, también ha impedido la entrega de armas defensivas a Ucrania. La última táctica de Orban ha sido amenazar con bloquear un paquete de ayuda de 18.000 millones de euros que la UE ha elaborado para sanear las finanzas ucranianas.

Pero ahora, Budapest y Bruselas han tenido su ajuste de cuentas. A última hora del lunes, ambas partes llegaron a un acuerdo según el cual Hungría pondría fin a su bloqueo de la ayuda a Ucrania y la UE retendría algo menos de dinero del que había amenazado anteriormente. Esto demuestra que la UE está dispuesta a tomar medidas concretas para castigar a los Estados miembros que se opongan al Estado de derecho, pero también que Orban ha encontrado la manera de utilizar su poder de veto como palanca.

Ha sido un paso histórico por parte de la UE: Es la primera vez que el bloque hace uso de su capacidad de retener fondos por motivos de Estado de Derecho. Los expertos afirman que la decisión de congelar parte de la financiación de Hungría demuestra que la UE dispone de herramientas para hacer frente a los Estados miembros que aplican reformas antiliberales.

“Ha sido un momento decisivo”, afirma Daniel Hegedus, investigador del German Marshall Fund de Berlín especializado en Europa Central y Oriental. “Tras 12 años de complacer y apaciguar a Orban… ahora nadie puede argumentar que no se dispone de herramientas adecuadas para proteger los valores fundamentales y los intereses financieros de la UE”.

Orban ha sido durante mucho tiempo una espina clavada en el costado de los líderes de la UE. En los 12 años transcurridos desde que regresó al poder, Orban ha trabajado para consolidar el control y socavar las instituciones democráticas de Hungría, ya sea revisando el sistema electoral, trabajando para eliminar los medios de comunicación independientes o desvirtuando el poder judicial del país. A principios de otoño, miembros del Parlamento Europeo votaron a favor de condenar la conducta antiliberal de Orban, afirmando que la falta de acción de la UE en Hungría ha contribuido a permitir la aparición de un “régimen híbrido de autocracia electoral”.

Desde el inicio de la guerra de Rusia en Ucrania, Orban ha sido un problema particular para Occidente, un miembro tanto de la OTAN como de la UE que parece creado de laboratorio para avanzar intereses rusos en ambos bloques. El líder húngaro tiene influencia en la UE porque algunas decisiones requieren la unanimidad de los 27 Estados miembros, como el paquete de financiación para Ucrania y las diversas rondas de sanciones a Rusia. Desde el comienzo de la guerra, ha tratado de distanciarse de otros líderes de la UE en cuestiones relacionadas con Ucrania, haciendo hincapié en el impacto de la guerra en la economía húngara. De cara a las elecciones parlamentarias de abril, Orban se presentó como el defensor de la paz y la seguridad, negándose a permitir otros países de la UE envíen armas a Ucrania a través de Hungría.

Esto ha puesto a los líderes de la UE en una posición difícil, equilibrando el deseo de responsabilizar a Orban en cuestiones de estado de derecho con la necesidad de asegurarse su respaldo en medidas clave relacionadas con la guerra.

En la última disputa entre Orban y Bruselas, que duró varias semanas, estaban en juego más de 13.000 millones de euros.euros en fondos de la UE para Hungría. Unos 7.500 millones de euros eran fondos retenidos por motivos de corrupción, y 5.800 millones de euros eran fondos para la recuperación de la pandemia retenidos por motivos de retroceso democrático y estado de derecho. Al final, los embajadores de la UE llegaron a un acuerdo que retiene 6.300 millones de euros a Hungría, algo menos que los 7.500 millones propuestos inicialmente. También aprobó condicionalmente los 5.800 millones de euros de fondos para la pandemia, a la espera de que Hungría aplicara una serie de reformas judiciales y anticorrupción. A cambio, Hungría aceptó levantar su veto tanto al paquete de ayuda a Ucrania como a una medida global de impuesto de sociedades mínimo.

“Los Estados miembros de la UE reconocen el trabajo realizado por las autoridades húngaras, pero han decidido que estas medidas correctoras no abordan suficientemente las infracciones detectadas del Estado de Derecho y los riesgos que éstas entrañan para el [European] presupuesto de la Unión”, rezaba una declaración de los embajadores de la UE hecha pública tras las negociaciones del lunes por la noche. El acuerdo se alcanzó justo una semana antes de la fecha límite del 19 de diciembre para que los países de la UE decidieran el destino de la ayuda a Hungría.

Los quebraderos de cabeza causados por Hungría han sido agudos y constantes. Esta primavera, Budapest retrasó las negociaciones sobre una nueva ronda de sanciones de la UE a Rusia hasta que pudo conseguir una excepción al embargo de petróleo ruso previsto. Durante el verano, Hungría fue el único país que se resistió a un plan de la UE para reducir el consumo de gas en un 15%. Al mismo tiempo, el ministro húngaro de Asuntos Exteriores, Peter Szijjarto, viajó a Moscú para negociar un mayor suministro de gas con funcionarios rusos.

Este otoño, Orban ha intentado volver a jugar a ser un aguafiestas. En noviembre, la Comisión Europea propuso paquete de ayuda de 18.000 millones de euros para Ucrania, que se desembolsaría a lo largo de 2023 para ayudar a cubrir las necesidades inmediatas del país. La semana pasada, en pleno debate sobre la congelación de los fondos de la UE, las autoridades húngaras anunciaron que vetarían la propuesta. (Orban más tarde tuiteó que los informes sobre un veto eran “noticias falsas” y que Hungría estaba dispuesta a ayudar financieramente a Ucrania, pero “de forma bilateral”).

Sigue siendo una incógnita si la estrategia de Orban cambiará en el futuro, y si el país promulgará las reformas anticorrupción y del Estado de Derecho necesarias para acceder al resto de los fondos de la UE. El líder húngaro ha calculado claramente que servir de barricada en las cuestiones relacionadas con Ucrania puede ayudarle a obtener concesiones en otros aspectos, pero en un momento en que la economía húngara está sufriendo una inflación récord, Orban tampoco puede permitirse perder más dinero de la UE.

“Es un momento de reflexión:

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