Una breve recapitulación de cómo hemos llegado hoy a la segunda invasión rusa de Ucrania, en lo que ya era el conflicto más largo en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
Tras la anexión ilegal de Crimea en la primavera de 2014, surgieron militantes armados en el este de Ucrania. Estos individuos declararon que querían la autonomía de Ucrania. Estos insurgentes armados tomaron rápidamente el control de los edificios gubernamentales de Donetsk y Luhansk, dos importantes ciudades de la región ucraniana de Donbas, y proclamaron su autonomía respecto a Kiev. Más tarde se revelaría que estas personas armadas eran fuerzas rusas por delegación que buscaban desestabilizar Ucrania. En realidad, la Federación Rusa ya había invadido a su vecino.
Esa primera incursión militar rusa en Ucrania ha provocado el desplazamiento de casi dos millones de ucranianos y la muerte de más de 14.000. Aunque Occidente ha intentado intervenir a través de diversos formatos diplomáticos, no han servido de nada. En otras palabras, el conflicto del Donbás continúa sin fin.
Con la decisión del presidente ruso Vladimir Putin de declarar las autoproclamadas Repúblicas Populares de Donetsk y Luhansk como estados independientes, y ahora su aparente invasión en toda regla, estamos donde estamos.
Según los gobiernos de Biden y Zelensky, la invasión rusa provocará la muerte de decenas de miles de ciudadanos ucranianos, por no hablar de los soldados de ambos bandos.
Sin preparación para la catástrofe europea
La RAND Corporation estima que una escalada del conflicto provocará tres-cinco millones de refugiados adicionales.
Estos migrantes, así como los actuales desplazados internos, constituirían aproximadamente el 17% de la población actual de Ucrania.
En otras palabras, los acontecimientos de la segunda invasión de Rusia serán catastróficos.
Temiendo por sus vidas, estos ucranianos buscarán refugio en Europa occidental y central. Esto provocaría el mayor movimiento de individuos en Europa desde la crisis de refugiados sirios de 2015.
En base a los acontecimientos actuales, Europa no parece estar preparada.
Hasta la fecha, la UE sigue recuperándose de la pandemia de coronavirus.
No obstante, el continente europeo debe estar preparado para esta posible migración masiva de ucranianos. La UE podría crear programas para ayudar a los refugiados ucranianos a asimilarse.
Estas iniciativas podrían ayudar a los emigrantes ucranianos a encontrar casa y trabajo. Los Estados europeos también podrían conceder a los ucranianos permisos de residencia temporales al acoger a estos refugiados.
A cambio de esta hospitalidad europea, estos inmigrantes ucranianos podrían ayudar a impulsar la economía europea. Muchos estados europeos han luchado por recuperarse de la pandemia de coronavirus. La introducción de estos ucranianos en la mano de obra ayudaría a reactivar sus economías.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, Ucrania tiene una de las tasas de alfabetización más altas del mundo.
Los ucranianos también están muy bien educados.
Los ucranianos promoverían la diversidad en la mano de obra europea. Sus diferencias culturales, valores y prácticas podrían aportar una perspectiva única e innovadora en el entorno laboral cuando las empresas aborden cuestiones complejas.
Por último, los ingenieros, informáticos y técnicos de la información ucranianos están muy bien considerados. De hecho, según el Global Gig-Economy Index y el Global Services Location Index, Ucrania tiene uno de los mejores sectores de tecnología de la información del mundo.
En otras palabras, estos especialistas ucranianos serían activos valiosos para la mano de obra europea, y deberían ser bienvenidos.
En general, la decisión de Putin de invadir Ucrania será catastrófica. Provocará la muerte de miles de personas y millones huirán del país.
En caso de que se produzca una gran crisis de refugiados, la UE debe desarrollar un plan para ayudar a estos migrantes. De lo contrario, si Europa no tiene un plan de contingencia para estos migrantes, esto conducirá a una mayor inestabilidad y caos en el continente europeo.