Hace dos años, Justyna Wydrzyńska, activista de los derechos de la mujer, envió un paquete de píldoras abortivas para ayudar a una mujer a abortar. Ahora, se enfrenta a tres años de prisión por infringir la estricta ley polaca sobre el aborto.
Una ley que sólo permite interrumpir los embarazos cuando hay una amenaza para la salud y la vida de la madre o si es resultado de un acto criminal.
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El juicio llega en un momento en que el derecho al aborto está cada vez más presionado a nivel mundial. El mes pasado, el Tribunal Supremo de Estados Unidos anuló la decisión Roe vs Wade, eliminando el derecho constitucional de las mujeres al aborto.
En Europa, el retroceso en el acceso al aborto no es diferente.
El aborto sigue estando penalizado en Malta y Andorra. En Polonia, el gobierno ultraconservador hace todo lo posible para que el aborto sea básicamente imposible para todas las mujeres. Esto supone una sentencia de muerte para muchas mujeres polacas.
En Italia, Eslovaquia y Croacia, a pesar de que el aborto es legal, los partidos ultraconservadores se han comprometido a reducir el acceso al aborto, por ejemplo, aumentando los periodos de espera obligatorios, limitando el acceso a la información o dando incentivos financieros a las mujeres que abandonen sus planes de aborto.
Las decisiones politizadas de prohibir o restringir el acceso al aborto no reducen el número de abortos. Sólo obligan a las mujeres a arriesgar su vida y a buscar opciones inseguras e ilegales, a veces incluso viajando a otros países o estados.
Nuestro mensaje es sencillo: el acceso al aborto seguro y legal es un derecho fundamental.
El derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo, su dignidad y su vida es un derecho fundamental. Los gobiernos y los actores políticos no pueden decidir sobre la libertad y la autonomía de las mujeres.
Los liberales de toda Europa siempre hemos estado en primera línea en la lucha por la liberalización de las leyes del aborto. Pero nuestra lucha está lejos de terminar.
Debemos seguir trabajando para despenalizar la sexualidad y la reproducción. Debemos garantizar que los abortos solicitados se realicen lo antes posible. Debemos eliminar el asesoramiento obligatorio para los abortos solicitados, pero hacerlo voluntario, imparcial y basado en hechos, independientemente de la moral y las creencias personales del asesor. Debemos garantizar que todas las mujeres de Europa tengan pleno acceso a la salud integral y reproductiva.
La reciente propuesta de Alemania de poner fin a la restricción de que los médicos ofrezcan información sobre el aborto, liderada por el ministro liberal de Justicia Marco Buschmann, es un buen paso adelante.
Despenalizar el aborto da a las mujeres la libertad de elegir. El aborto es autonomía. El aborto es un derecho fundamental. No debemos permitir que nos lo quiten, sino trabajar cada día para ampliarlo.
Únete a nuestra lucha por el derecho de las mujeres aquí.