Un juez federal de San Diego ha denegado una petición que habría permitido a seis marineros extranjeros regresar a su país tras más de seis meses retenidos en San Diego por el gobierno como testigos de un presunto delito contra el medio ambiente.
La decisión significa que los seis hombres del carguero MV Donald, entre ellos su capitán ucraniano y cinco tripulantes filipinos, seguirán viviendo en San Diego indefinidamente hasta que se resuelva la causa penal contra el jefe de máquinas del buque. Ese hombre, el ciudadano ruso Denys Korotkiy, ha sido acusado de cuatro cargos relacionados con el mantenimiento indebido de registros y la obstrucción a la justicia en relación con el presunto vertido de aguas oleosas y contaminadas en el océano.
El mes pasado, los testigos solicitaron al juez que se les permitiera prestar declaración y regresar a casa con sus familias. Según las normas del tribunal federal, algunos testigos extranjeros detenidos tienen derecho a ese proceso.
El juez federal David Leshner denegó la petición el viernes, dictaminando que no tienen derecho a declarar porque no están detenidos.
Esto se debe a que, como parte de un acuerdo con la Guardia Costera de EE.UU., los propietarios del MV Donald están pagando a los testigos sus salarios completos y cubriendo los costes de su alojamiento, comida y atención sanitaria. Pero los testigos no tuvieron nada que ver con el acuerdo, se les ha retirado el pasaporte y el tribunal les ha ordenado que no salgan de California.
Su difícil situación ha ofrecido una visión de un mecanismo legal poco conocido utilizado en casos marítimos que permite al gobierno de EE.UU. retener a personas extranjeras durante meses – y a veces más – antes de que se presenten cargos penales.
En este caso, los testigos habían estado retenidos durante casi seis meses sin que se presentaran cargos contra Korotkiy. Los fiscales presentaron los cargos contra él a mediados de noviembre, dos días después de que los testigos presentaran su petición.
Entre los testigos se encuentra un petrolero de 30 años que lleva fuera de casa en Filipinas desde octubre de 2021 y que nunca ha conocido a su primer hijo, un niño que cumplirá un año el mes que viene. El capitán del barco, de 58 años, ha estado fuera de Ucrania durante toda la guerra de Rusia, que ha llevado a su familia -incluidas su mujer, su hija y su nieto- a huir de su ciudad natal en el frente, buscando refugio en países extranjeros.
Los testigos, cuyos abogados no respondieron a la solicitud de comentarios, esperaban regresar a casa antes de Navidad. Ahora parece que serán retenidos indefinidamente en San Diego hasta que Korotkiy vaya a juicio o acepte un acuerdo con la fiscalía.