La invasión rusa de Ucrania ha reavivado los debates sobre la ampliación de la UE, ya que Bruselas estudia la conveniencia de conceder a los países del Trío Asociado (Georgia, Moldavia y Ucrania) el estatus de candidatos.
Aunque hay argumentos en ambos lados, creemos que la UE sólo se beneficiará de iniciar el proceso de adhesión con los países asociados: los anclará en la órbita geopolítica de la UE, contribuirá a la paz y la estabilidad en la región y reforzará la apropiación por parte de la UE del proceso de reforma interna en su vecindad oriental.
El proceso de adhesión está abierto y no garantiza el ingreso en la UE si Georgia, Moldavia o Ucrania no cumplen las expectativas.
Por lo tanto, la Unión Europea no tiene nada que perder y sí mucho que ganar si concede a los países del Trío el estatus de candidatos.
Paz y geopolítica
Muchas élites políticas de los países de la UE han tratado durante mucho tiempo la política de ampliación como un proceso tecnocrático, pero esto es incorrecto. En realidad, ha sido uno de los instrumentos geopolíticos más eficaces de la UE.
La perspectiva europea ha impulsado las reformas, ha fortalecido los movimientos de derechos humanos y ha motivado a los gobiernos a realizar costosos cambios en nombre de la incorporación a la comunidad europea.
La invasión rusa de Ucrania y la exacerbación de la rivalidad entre la UE y Rusia refuerzan aún más la importancia geopolítica del proceso de ampliación. La concesión del estatus de candidato a la UE a los Estados del Trío Asociado les dará un nuevo objetivo estratégico que seguir y anclará firmemente sus vínculos con Bruselas.
También permitirá a la UE asegurar su lugar en la región estratégicamente importante del Mar Negro, que conecta a Europa con China y con Asia Central, rica en energía, sin pasar por Rusia.
Será una importante victoria geopolítica de la UE sobre la agresiva y desestabilizadora política regional de Rusia, ganada sin disparar un tiro. Además, la política de ampliación puede ser también un instrumento eficaz para estabilizar y pacificar por fin las volátiles regiones vecinas de la UE.
Esto estaría en consonancia con el objetivo último de la UE en la región de la “Nueva Europa del Este” de establecer un anillo de Estados estables, prósperos y pacíficos. La única alternativa sería seguir haciendo la vista gorda ante los acontecimientos de la región, lo que provocaría efectos indirectos cada vez más negativos para la UE.
Sin garantías
La concesión del estatus de candidato a la UE a Georgia, así como a Moldavia y Ucrania, no garantiza la adhesión a la UE.
El proceso de adhesión será probablemente muy largo, y es importante que la UE no haga concesiones en cuanto a los criterios de Copenhague y aplique estrictas exigencias democráticas y el Acervo Comunitario a los Estados del Trío.
Hacerlo puede dar poder a los actores pro-reforma y neutralizar las objeciones de los actores de veto de los estados del trío, conocidos por sus intereses creados y su mentalidad reacia a las reformas. Ningún otro refuerzo positivo o negativo puede tener un efecto similar.
Sólo el incentivo de la pertenencia a la UE y la estricta condicionalidad vinculada a la adhesión pueden estabilizar el caótico impulso democrático de los Estados del Trío y convertirlos en Estados bien gobernados y resistentes que puedan contribuir a la seguridad, la prosperidad y el desarrollo de la UE.
Alternativas provisionales
Los enfoques alternativos de la cooperación o las nuevas visiones centradas en la profundización de la integración sectorial en diversos ámbitos políticos no pueden sustituir la importancia de la pertenencia a la UE.
Esto sólo debilitará a la Unión y reforzará la legitimidad política de los rivales sistémicos de la UE, como Rusia y China. Sin embargo, pueden actuar como pasos provisionales mientras los Estados del Trío trabajan para cumplir los criterios de adhesión.
Por ejemplo, la concesión de algún tipo de movilidad laboral a los países del Trío puede actuar como un fuerte incentivo y vincular aún más a estos Estados a la UE. Sin embargo, es importante que estos mecanismos o visiones provisionales, como la nueva idea de Macron de “comunidad política europea”, en palabras del presidente francés, “[do] no prejuzguen necesariamente una futura adhesión a la UE, al igual que no se cerrará a los que hayan salido de ésta.”
Las voces escépticas de la UE que se oponen a la concesión del estatuto de candidato a los Estados del Trío afirman, con razón, que las élites políticas de los países del Trío Asociado, y en particular de Georgia, han fracasado parcialmente en la realización de reformas democráticas y de buen gobierno.
No obstante, Georgia tiene el potencial de mejorar mediante la participación activa de la sociedad civil si se le da una hoja de ruta clara de reformas y la garantía de que es bienvenida en la UE.
Decir no, por el contrario, supondría unaprofecía autocumplida.
Legitimará el discurso euroescéptico en Georgia, reforzará el tirón de Rusia, silenciará a los actores pro-reforma y dará vía libre al gobierno para socavar las estructuras democráticas del país. Esto también anulará tres décadas de duro trabajo, esfuerzo e inversión de la UE en Georgia.