La Asociación Oriental de la UE ha sido un instrumento clave para promover el desarrollo democrático en toda la región y para apoyar a los actores con mentalidad democrática dentro de los Estados autoritarios.
El historial democrático de Ucrania, Moldavia y Georgia no es perfecto, pero concederles el estatus de candidatos a la UE apoyaría aún más su camino hacia una democracia estable, un Estado de derecho fuerte y una economía de mercado que funcione.
Al mismo tiempo, debe preservarse la unidad de la Asociación Oriental para evitar la fragmentación de la Vecindad Oriental de la UE. Los expertos y los funcionarios también deberían tener cuidado con la retórica que convierte las decisiones sobre el estatus de candidato en un escenario de “ahora o nunca”.
La invasión rusa de Ucrania ha acelerado el debate sobre un nuevo formato para las relaciones con Ucrania, pero también para Moldavia y Georgia.
La necesidad de una cooperación reforzada ya se reconoció durante la última cumbre de la Asociación Oriental en diciembre de 2021 y la presión para que se conceda a los tres países el estatus de candidatos a la UE va en aumento.
La decisión debe ser tomada por el Consejo Europeo y se basará en la evaluación de la Comisión Europea sobre su idoneidad para la adhesión de acuerdo con los criterios de Copenhague, pero también con respecto a las consideraciones políticas.
Antes de tomar la decisión habrá que sopesar varios aspectos, desde calibrar el impulso político tanto en la UE como en el país concreto, hasta evaluar de forma justa el historial democrático del trío, pasando por tener en cuenta la coherencia política global de la Asociación Oriental, todo ello gestionando las expectativas de la población.
La decisión final de las instituciones de la UE sobre la concesión del estatus de candidato a la UE a Ucrania, Moldavia y Georgia es intrínsecamente política, pero no debería estar demasiado alejada de la situación sobre el terreno.
Hasta ahora, la política de la Asociación Oriental -con su apoyo financiero, administrativo y técnico específico- ha guiado eficazmente su progreso democrático.
Según los resultados del Índice de la Asociación Oriental 2020-21 -una herramienta de seguimiento elaborada por el Foro de la Sociedad Civil de la Asociación Oriental- el trío ya ha cimentado una considerable aproximación normativa y legal a la UE.
Al analizar la evolución democrática de los países de la Asociación Oriental desde 2015, los resultados del Índice de la Asociación Oriental demuestran una mejora constante en Ucrania, Moldavia y Georgia hacia los estándares establecidos por los criterios de Copenhague: una economía de mercado en funcionamiento, una democracia estable, un Estado de Derecho sólido y la capacidad de aplicar toda la legislación de la UE.
Esto no quiere decir que las cosas sean perfectas: el progreso no siempre ha sido lineal, y la inercia y el retroceso también son evidentes.
A menudo existen marcos legislativos, pero siguen existiendo lagunas entre la ley y la aplicación de las normas. Los tres países siguen luchando contra la corrupción, y la independencia del poder judicial, tanto en Georgia como en Ucrania, ha empeorado.
Sin embargo, aunque no hay que subestimar estas dificultades, tampoco hay que olvidar que convertirse en un país candidato a la UE es sólo el comienzo del proceso de adhesión.
Los avances democráticos logrados hasta ahora por Ucrania, Moldavia y Georgia son un testimonio de los efectos de largo alcance del marco de la Política de Asociación Oriental y de sus Acuerdos de Asociación y Acuerdos de Libre Comercio Amplios y Profundos con la UE, y un anticipo del potencial de desarrollo democrático de una trayectoria regional complementaria continua en el marco del estatus de candidato a la UE.
Al mismo tiempo, la concesión del estatus de candidato a la UE al trío de AA debería ir acompañada del mantenimiento de un marco de Asociación Oriental fuerte y regional.
Si bien los principios de diferenciación y condicionalidad ayudaron a garantizar el progreso de Ucrania, Moldavia y Georgia, la UE debería ser cautelosa a la hora de fragmentar aún más las relaciones con y dentro de su Vecindad Oriental.
La política de la Asociación Oriental -sobre todo en su dimensión multilateral- ha funcionado como marco para abordar prioridades que son clave para los seis países, como la democracia, los derechos humanos, el Estado de Derecho y las reformas estructurales. La coherencia en la región de la Asociación Oriental será esencial para abordar los retos comunes a los que se enfrenta y seguirá enfrentándose la región, como la corrupción, el Estado de Derecho, la conectividad y el cambio climático.
Azerbaiyán y Bielorrusia
ParaAzerbaiyán y Bielorrusia, la vía multilateral de la AO ha sido la única plataforma de diálogo posible. Los resultados del Índice de la Asociación Oriental muestran que Bielorrusia y Azerbaiyán -países sin el marco estructurado que proporcionan el AA y el DCFTA- se mantuvieron en la parte baja de la clasificación.
Ambos países obtuvieron una puntuación más baja en 2020-21 que en ediciones anteriores del Índice, lo que sugiere que la brecha entre los países asociados y los no asociados se amplió de forma palpable.
El mantenimiento de un marco regional sólido, al tiempo que se actúa sobre las solicitudes de Ucrania, Moldavia y Georgia para obtener el estatus de candidatos a la UE, reconocería que la Asociación Oriental ha obtenido resultados sustanciales, enviando un mensaje a las partes interesadas de Armenia y a los actores democráticos de Azerbaiyán y Bielorrusia sobre la oportunidad que existe para sus países.
Del mismo modo, mientras continúan los debates sobre la concesión del estatus de candidato a la UE, las partes interesadas europeas, los gobiernos ucraniano, moldavo y georgiano, y la comunidad de expertos deberían abstenerse de enmarcar la concesión del estatus de candidato a la UE con una retórica de “ahora o nunca”.
La UE seguirá apoyando el desarrollo democrático en Ucrania, Moldavia y Georgia, independientemente de que tengan o no el estatus de país candidato a la UE, y esto debe comunicarse claramente, gestionando cuidadosamente las expectativas.
Transmitir una impresión de abandono si no se concede el estatus de candidato, mientras se defienden los valores europeos en primera línea en Ucrania, es un riesgo que la Europa democrática no debería asumir.