La UE debe hablar con una sola voz sobre la influencia de los Balcanes Occidentales

Las visitas de alto nivel, los discursos conmovedores y los nuevos proyectos proliferan mientras los líderes de la UE se preparan para una reunión muy esperada con sus seis homólogos de los Balcanes Occidentales el 23 de junio.

La agresión de Rusia a Ucrania, la creciente influencia de Moscú en el sureste de Europa y las solicitudes de adhesión a la UE de Ucrania, Georgia y Moldavia han vuelto a centrar la atención en el estancamiento de la ampliación de la UE.

  • Los años de promesas incumplidas de la UE y las oportunidades perdidas no pueden olvidarse de la noche a la mañana

También han reavivado el interés de la UE por la seguridad, la estabilidad y la vulnerabilidad de los países de los Balcanes Occidentales.

La atención debería haberse prestado hace tiempo, y el nuevo impulso es muy necesario.

El enfoque demasiado complaciente de la UE hacia el sureste de Europa, marcado por las promesas desleales de una adhesión “tal vez, algún día”, ha provocado frustración y ha llevado a una pérdida de popularidad y credibilidad de la UE.

Con el tan cacareado poder “transformador” de la UE en declive, las reformas de los Balcanes Occidentales se han ralentizado y el nacionalismo va en aumento.

Ceñirse al anticuado modelo de ampliación “de siempre” establecido en la cumbre de Salónica hace casi 20 años ya no es una opción válida.

Se necesita desesperadamente un nuevo enfoque geopolítico más agudo.

Ritmo glacial

Las medidas para incorporar a los seis estados al redil de la UE avanzan a un ritmo glacial.

Montenegro, en negociaciones de adhesión desde hace 10 años, es el único país que ha abierto los treinta capítulos de negociación, aunque sólo tres se han cerrado provisionalmente.

Las conversaciones de adhesión con Serbia son dolorosamente lentas, con sólo 22 de los 35 ámbitos políticos abiertos. Las estrechas relaciones de Belgrado con Rusia y la negativa del gobierno a imponer sanciones a Moscú han tensado los lazos con Bruselas.

Kosovo y Bosnia-Herzegovina siguen esperando el estatus de candidatos. A diferencia del resto de la región, a Kosovo aún no se le ha concedido un régimen de exención de visados para viajar al resto de la UE.

Lo más grave es que Bruselas no ha iniciado las negociaciones con Albania y Macedonia del Norte, aunque ambos países han recibido la luz verde de la Comisión Europea, y el Parlamento Europeo también ha insistido recientemente en la necesidad de tomar decisiones rápidas en vista del nuevo “contexto geoestratégico”.

Sin embargo, es poco probable que se produzca un avance inmediato, ya que Bulgaria, que ingresó en la UE en 2007, y Macedonia del Norte siguen inmersos en una disputa no resuelta sobre referencias a la historia, la identidad y la lengua.

La impaciencia con la UE es comprensiblemente alta en Skopje, que vio sus ofertas de adhesión a la OTAN y a la UE retenidas por Grecia hasta la firma del acuerdo de Prespa en junio de 2018, que resolvió la espinosa cuestión del nombre del país.

Albania, cuya vía de adhesión está vinculada al ingreso de Macedonia del Norte, es un daño colateral en el asunto -aunque algunos insinúan ahora la “disociación” de ambas solicitudes.

Dificultades económicas

A medida que se desvanecen las esperanzas de adhesión a la UE, el sureste de Europa se está convirtiendo en “un enclave de angustia económica, tensiones sociales y conflictos sin resolver en medio de Europa”, advierte la Fundación Robert Schuman.

Además del descenso de la natalidad, la emigración a la UE va en aumento. El nacionalismo está muy presente, y la guerra de Ucrania contribuye a reavivar viejas heridas y rencillas.

Los dirigentes de la región se debaten entre su apoyo a la iniciativa de integración regional respaldada por Alemania, conocida como “Proceso de Berlín”, y el proyecto de “Balcanes abiertos” para la flexibilización de las fronteras, lanzado por los dirigentes de Serbia, Albania y Macedonia del Norte y al que Montenegro ha insinuado ahora que podría unirse.

Ante las perspectivas de cumplir las promesas del pasado, el presidente francés Emmanuel Macron y Charles Michel, presidente del Consejo de la UE, buscan innovar.

El proyecto de Macron, presentado el mes pasado, aboga por la creación de una nueva “Comunidad Política Europea” que permitiría a Ucrania, Georgia y Moldavia participar más estrechamente en la UE sin tener que esperar a ser miembros de pleno derecho.

Pero el Presidente francés no ha dado muchos detalles hasta ahora.

Michel, más comunicativo a la hora de describir los objetivos de su propuesta de “Comunidad Europea Geopolítica”, ha dicho que en lugar del actual “juego de suma cero” en el que los países tienen que esperar hasta el final para beneficiarse de la adhesión a la UE, debería haber disposiciones para su integración gradual y por fases durante el proceso de adhesión.

Los avances en las negociaciones supondrían el acceso a los programas de ayuda y financiación de la UE, los retrocesos se castigarían y los conflictos bilaterales recibirían atención inmediata, segúnal plan.

Tanto Macron como Michel insisten en que sus propuestas no sustituyen a la ampliación. Pero Kiev ya ha rechazado cualquier alternativa a medio camino de la adhesión a la UE.

También han saltado las alarmas en los Balcanes Occidentales, que temen nuevas dilaciones.

Sin embargo, ambas ideas, así como la propuesta del político italiano Enrico Letta de crear una confederación europea, deben ser consideradas seriamente.

Lo mismo ocurre con las sugerencias de que la UE aumente la resistencia económica en el sureste de Europa proporcionando una ayuda financiera más sustancial (principalmente subvenciones, no préstamos) para aumentar el nivel de vida y mejorar el capital humano general de la región.

Estas propuestas deben concretarse, estudiarse más a fondo entre los Estados de la UE y explicarse después a los Balcanes Occidentales.

Los años de promesas incumplidas de la UE y las oportunidades perdidas no pueden olvidarse de la noche a la mañana.

Pero la próxima cumbre es una oportunidad decisiva para que la UE aclare lo que sucederá a continuación y escuche las preocupaciones de la región.

A medida que aumenta la competencia por la influencia en la región, los líderes de la UE deben hablar con una sola voz a los dirigentes y a la población de los Balcanes Occidentales.

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