Los que presionan a la entidad serbobosnia Republika Srpska para que tenga su propio ejército y otras instituciones corren el riesgo de ver cómo el país “se rompe en pedazos”, dijo el lunes (21 de febrero) el jefe de asuntos exteriores de la UE, Josep Borrell.
Borrell dijo que la UE estaba “dispuesta a utilizar todas las medidas disponibles si la situación lo requería” tras una reunión de ministros de Asuntos Exteriores en Bruselas.
Se refería a la posible congelación de activos de la UE y a la prohibición de visados para los líderes de la República Srpska, como su presidente Mirolad Dodik.
Borrell no dijo si las sanciones se activarían tras la secesión de la República Srpska o si ésta daría más pasos hacia ese objetivo. Pero sí dijo que serían un “último recurso”.
“La UE reaccionará definitivamente con mucha fuerza”, dijo el lunes en Bruselas el ministro de Asuntos Exteriores austriaco, Alexander Schallenberg. “Sentirán las consecuencias”, dijo, refiriéndose a los dirigentes de la República Srpska.
La UE ya está reteniendo unos 600 millones de euros de inversiones en carreteras y ferrocarriles de la República Srpska hasta que “vuelvan a funcionar plenamente las instituciones del Estado”, dijo el lunes la Comisión Europea.
Los funcionarios de la UE, que no estaban autorizados a hablar en público, calificaron la situación de la región como “probablemente la crisis más grave desde 1995”, cuando un conflicto étnico en Bosnia mató a más de 100.000 personas.
Según un reciente informe interno de la UE, los 600 soldados europeos de mantenimiento de la paz en Bosnia estaban en alerta máxima para hacer frente a “estallidos locales de violencia” en caso de que Dodik siguiera adelante con la secesión.
Dodik es un estrecho aliado de Rusia, por lo que un estallido en los Balcanes occidentales corre el riesgo de hacerle el juego a Moscú, entre otras cosas distrayendo a los responsables políticos europeos mientras éstos se centran en tratar de impedir que Rusia invada Ucrania.
“Tenemos que tener mucho cuidado de que Bosnia-Herzegovina y los Balcanes como tales no se conviertan en un campo de juego para actores ajenos a la UE, ajenos a Europa”, dijo el austriaco Schallenberg, en alusión al papel desempeñado por Moscú en la crisis de Bosnia.
Pero por todo ello, Hungría, uno de los países de la UE más afines a Rusia, ha amenazado con vetar cualquier lista negra de Bosnia.
“La amenaza de sanciones por parte de algunos de nuestros aliados y amigos contra Milorad Dodik no contribuye a la estabilidad y la paz en Bosnia y Herzegovina, sino que agrava la situación”, dijo el lunes el ministro de Asuntos Exteriores de Hungría, Péter Szijjártó, según la agencia de noticias húngara MTI.
Szijjártó también utilizó las redes sociales para dejar clara su opinión en los últimos días.
“La política de sanciones ha fracasado, sólo incita a la hostilidad”, escribió Szijjártó en Facebook tras mantener una llamada telefónica con Dodik -un estrecho aliado del primer ministro húngaro, Viktor Orbán- el viernes.
“En su lugar, hay que acelerar la integración europea de los Balcanes Occidentales, que será la verdadera solución”, escribió Szijjártó.
La administración estadounidense anunció en enero sanciones contra Dodik, al que acusó de “actividades corruptas”, que él niega.