En este Día Mundial del Refugiado (20 de junio) el panorama mundial del desplazamiento es más oscuro que nunca.
Con una cifra récord de 100 millones de personas desplazadas por la fuerza de sus hogares, y alrededor del 83% acogidas en países de ingresos bajos y medios, está claro que es necesario actuar de inmediato para proteger a los refugiados atrapados en situaciones vulnerables.
En este contexto, la respuesta de la UE a las personas que huyen de Ucrania ha ofrecido un rayo de esperanza y ha demostrado poderosamente algo que sabemos desde hace tiempo: la UE es perfectamente capaz de acoger a los refugiados con humanidad, dignidad y respeto, de forma que se apoye su inclusión e integración.
Sin embargo, la cruda realidad es que las personas que llegan a Europa huyendo de crisis igualmente devastadoras en todo el mundo, como Afganistán y Siria, siguen enfrentándose a una realidad muy diferente: a menudo se les deja languidecer en campamentos durante meses o años, se les encuentra con muros en lugar de acogida y se les aísla de sus comunidades locales.
Tiempo de aprender
Es hora de que la UE aprenda la lección de su respuesta eficaz y de principios a la crisis de Ucrania, y ponga por fin en marcha un sistema de asilo justo y humano que defienda los derechos de todos los refugiados, independientemente de su país de origen.
Una herramienta clave para lograrlo es el reasentamiento de refugiados, una de las pocas vías seguras y regulares para que los refugiados vulnerables lleguen a la UE, y una importante expresión de solidaridad que puede aliviar la presión sobre los principales países de acogida de refugiados, como Líbano, Etiopía, Jordania y Uganda.
Sin embargo, resulta alarmante que, a medida que el número de personas desplazadas alcanza cifras récord, la brecha entre las necesidades mundiales y los esfuerzos de reasentamiento de la UE crece rápidamente.
La semana pasada, el Comité Internacional de Rescate se unió a otras seis organizaciones de la sociedad civil para dar la voz de alarma sobre el reasentamiento de refugiados, advirtiendo que, a menos que la UE refuerce urgentemente su compromiso con el reasentamiento, los programas de algunos países corren el riesgo de quedar en suspenso, retrasarse o reducirse.
Este retroceso se debe en parte a la presión adicional que sufren los sistemas de asilo de la UE y a la falta de planificación a largo plazo de los programas de acogida y reasentamiento.
Sin embargo, estos programas recibieron un nuevo golpe con Covid-19, que prácticamente paralizó el reasentamiento en 2020, cuando sólo se reasentaron 8.314 refugiados en los Estados miembros de la UE, muy lejos del objetivo de la UE (más el del Reino Unido) de 30.000.
Este objetivo se prorrogó al año siguiente, pero incluso cuando los viajes internacionales comenzaron a reanudarse en 2021, Europa solo acogió a 15.660 refugiados a través de esta vía, lo que supuso solo el 1,1% de las necesidades de reasentamiento mundiales.
Todavía hoy, la mayoría de los programas de reasentamiento europeos no han vuelto a su escala normal. Este año, los Estados han acordado reasentar a más de 20.000 refugiados, además de admitir a 40.000 afganos en riesgo entre 2021 y 2022.
Sin embargo, hasta ahora, sólo han llegado a los países de la UE 4.075 refugiados reasentados desde principios de enero. En un momento en el que las necesidades aumentan rápidamente, esto no es suficiente.
Cada uno de los retrasos y carencias deja a los refugiados vulnerables atrapados en el limbo, a menudo con efectos devastadores en su salud mental y física y en su bienestar.
Los objetivos son importantes
La experiencia del IRC en EE.UU. muestra que, una vez que se permite que los sistemas de reasentamiento se reduzcan o se desmantelen, es costoso, complejo y lento reconstruirlos. He aquí cómo la UE puede invertir esta peligrosa tendencia y hacer del reasentamiento la historia de éxito que una vez prometió ser.
En primer lugar, la UE debe reconocer que los objetivos son importantes. Los Estados miembros deben trabajar para cumplir su actual compromiso de reasentamiento de 20.000 refugiados en 2022, además de cumplir su promesa de acoger a casi 40.000 afganos en situación de riesgo.
En segundo lugar, los líderes de la UE deben hacer nuevas y audaces promesas para el futuro, en consonancia con sus actuales compromisos de aumentar los programas de reasentamiento de Europa año tras año. Es realista y factible que los Estados de la UE reasienten al menos a 40.000 refugiados en 2023, incluyendo compromisos renovados para situaciones prioritarias como la de Afganistán.
En tercer lugar, la limitada capacidad de acogida de Europa sigue siendo un reto importante, como hemos visto en la respuesta a las llegadas desde Ucrania.
Es fundamental que los líderes de la UE refuercen las medidas de acogida e integración, no sólo para construir una base sólida para los programas de reasentamiento, sino para ampliar la capacidad de la UE a largo plazo para proteger y apoyar a los refugiados y solicitantes de asilo.
El IRC cree que Europa puede acoger a 250.000 refugiados a través del reasentamiento para finales de 2025, una vez que las estructuras se hayan ampliado adecuadamente.
Por último, la UE tiene una oportunidadenviar una fuerte señal política de apoyo al reasentamiento de refugiados adoptando rápidamente el Marco de Reasentamiento y Admisión Humanitaria de la Unión (URF).
Al unirse a esta importante pieza legislativa, el Parlamento Europeo y los Estados miembros podrían establecer una política de reasentamiento de la UE más estructurada y predecible que sea capaz de resistir futuras crisis.
En este Día Mundial de los Refugiados, los responsables políticos de la UE deben seguir esforzándose por proteger y acoger a las personas que huyen de Ucrania. En pocas semanas, se invitará a los Estados miembros a que empiecen a hacer promesas de reasentamiento para 2023.
Deberían aprovechar esta oportunidad para dar nueva vida a estos importantes programas, en lugar de permitir que se desvanezcan, junto con los sueños de más de 1,47 millones de refugiados que esperan ser reasentados y que confían en esta vía para tener una oportunidad de un futuro mejor.