Las ONG dicen a Atenas que Turquía no es segura para los refugiados

Las organizaciones de la sociedad civil europea exigen a Atenas que deje de considerar a Turquía como un país seguro para devolver a los refugiados.

Enviada al Ministerio griego de Migración y Asilo, con copia a la Comisión Europea, la carta señala además que Turquía ya no concede el estatus de protección temporal a los refugiados sirios.

También dicen que Turquía está obligando a la gente a volver a Siria, una acusación que también hizo Human Rights Watch a principios de este mes.

Turquía, por su parte, ha rechazado estas conclusiones y ha recibido unos 4.700 millones de euros de fondos de la UE para ayudar a mantener a los 3,6 millones de refugiados sirios que acoge actualmente.

Ese dinero procede de un acuerdo de 2016 entre la UE y Turquía para evitar que la gente coja barcos hacia Grecia a cambio de concesiones políticas. Turquía ya no aceptará las devoluciones de refugiados desde Grecia en virtud del acuerdo.

Grecia, por su parte, quiere deportar a Turquía a los solicitantes de asilo de Siria, Afganistán, Pakistán, Bangladesh y Somalia.

Además, Atenas adoptó el año pasado una decisión ministerial conjunta en la que se determinaba que Turquía era lo suficientemente segura para ellos, recortando sus derechos y solicitudes de asilo.

Pero ahora que Grecia va a reexaminar la designación de Turquía como “tercer país seguro” el mes que viene, las ONG esperan que un reciente informe de la Comisión Europea convenza a Atenas de que reconsidere su postura.

El informe de la Comisión Europea sobre Turquía, publicado a mediados de octubre, pone de manifiesto la preocupante evolución del país.

Aunque señalaba que Ankara había realizado mejoras en materia de vigilancia y protección de la frontera terrestre con Irán, también constataba que Turquía “ya no admitiría a los inmigrantes en sus territorios”.

Ankara también había interrumpido el registro de solicitudes de protección internacional y temporal en varias provincias.

La medida se produce en vísperas de unas elecciones generales en Turquía el año que viene y en un contexto de creciente xenofobia y reacción contra los refugiados.

Críticas similares fueron formuladas por Human Rights Watch, que dijo que Turquía estaba devolviendo a los refugiados sirios a los enclaves del norte de Siria.

La ONG exigió entonces que la Comisión Europea dejara clara su posición sobre Turquía.

En concreto, Human Rights Watch pidió a la Comisión Europea que aclarara públicamente que Turquía no es un lugar seguro.

Según la legislación de la UE, un país no puede considerarse seguro si expulsa a la fuerza a personas contra su voluntad a otro país.

La misma ley también establece que la vida y la libertad no deben estar amenazadas y que no hay riesgo de daños graves.

Pero cuando este sitio web le preguntó si Turquía cumple esas condiciones [article 38 of EU Asylum Procedures Directive], la comisión dio una respuesta ambigua.

Dijo que en virtud del acuerdo de 2016, el “marco jurídico de Turquía en materia de protección internacional puede considerarse como una protección suficiente o equivalente a la de la Convención de Ginebra.”

Sin embargo, también dijo que Turquía sigue estando obligada a aplicar el acuerdo de 2016 de manera que se garantice la plena protección de los derechos fundamentales en consonancia con las normas de la UE.

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