Ninguno de los cuatro altos funcionarios de la UE va a ir al Mundial de Qatar en medio de un escándalo por los derechos humanos, pero algunos son más valientes que otros a la hora de criticar al emirato rico en gas.
La lista de los que no irán incluye al presidente del Consejo de la UE, Charles Michel, a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, a la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, y al responsable de Asuntos Exteriores de la UE, Josep Borrell, según confirmaron sus portavoces a novedades24 el jueves (17 de noviembre).
Hablaron antes de la inauguración de la Copa del Mundo el domingo en Doha.
Michel es belga, von der Leyen es alemana y Borrell es española, y todos sus equipos nacionales se han clasificado para la fase final.
Pero cuando se le preguntó si Michel podría ir más adelante si su equipo lo hace bien, su portavoz dijo: “El [EU Council] presidente no tiene actualmente planes de viajar a Qatar para el Mundial”.
“Desea que Qatar, como país anfitrión, así como todos los equipos participantes, tengan un torneo exitoso”, añadió su portavoz.
Se negó a responder si Michel se mantenía alejado por el abuso de los trabajadores migrantes en Qatar, del que se ha informado ampliamente, o por el hecho de que encarcela a los homosexuales.
El portavoz de Borrell también culpó a su agenda en lugar de indicar un boicot. “Él [Borrell] tiene cosas más importantes que hacer que asistir a eventos deportivos”, dijo el portavoz.
Dejando a un lado el fútbol, Qatar tiene las segundas mayores reservas de gas natural del mundo después de Rusia, en un momento en el que la UE se esfuerza por encontrar proveedores alternativos debido a la invasión rusa de Ucrania.
Pero por todo ello, la Comisión de la UE fue más tajante.
“Ni la presidenta von der Leyen ni el comisario [Mariya] Gabriel [who has the sports and culture portfolio in Brussels] asistirán a la Copa del Mundo de Qatar”, dijo un portavoz de la Comisión.
Su declaración reconocía que Qatar había llevado a cabo algunas reformas positivas, pero también ponía en aprietos a Doha en materia de derechos laborales.
“Seguimos animando a las autoridades qataríes a que mejoren las condiciones de vida de los trabajadores, a que mejoren su acceso a la justicia, a que garanticen el pago de los salarios y a que realicen inspecciones laborales eficaces”, añadió el portavoz.
“También nos informaremos con las autoridades qataríes sobre los recientes informes de desalojos que afectan a los trabajadores extranjeros en Doha a finales de octubre”, dijeron.
“No es competencia de la Comisión asesorar en este ámbito [whether to go or not] a los líderes nacionales”, dijeron también, en medio de los debates a nivel nacional en los países de la UE sobre si boicotear los juegos.
La embajada qatarí en Bruselas declinó hacer comentarios, pero algunos diplomáticos qataríes ya han demostrado tener la piel muy fina.
El ministro de Trabajo qatarí, Ali bin Samikh Al Marri, dijo durante un debate con los eurodiputados la semana pasada que “no queremos cerrar la puerta a las críticas constructivas”, aunque varios eurodiputados le hicieron pasar un mal rato.
También dijo que “no debería haber ninguna politización” del evento deportivo, al tiempo que se quejaba de las “campañas de desprestigio” contra los qataríes.
Pero el ministro de Asuntos Exteriores de Qatar, el jeque Mohammed bin Abdulrahman Al-Thani, se mostró menos abierto al respecto el 4 de noviembre.
“Hay mucha hipocresía en estos ataques, que ignoran todo lo que hemos logrado”, dijo, informa Reuters.
Por su parte, María Arena, eurodiputada española de izquierdas que presidió la semana pasada el debate con Samikh Al Marri en el Parlamento Europeo, también dijo que el boicot no era la mejor manera de estimular la mejora.
“Si quiere saber si hace 10 años fue una buena decisión elegir a Qatar para el Mundial, la respuesta es: No”, dijo a novedades24.
“Diez años después, ¿qué hay que hacer? No creo que un boicot sea la solución. Debemos aprovechar la oportunidad [international attention around the football championship] para avanzar en estas cuestiones de derechos en una región que está lejos de los estándares europeos aceptables”, añadió.