El Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) ha dictado una sentencia histórica en la que reconoce la ocupación rusa del este de Ucrania desde 2014. La conclusión, que forma parte de la decisión del Tribunal sobre la admisibilidad de la demanda de Ucrania contra Rusia, tiene consecuencias de gran alcance.
El TEDH anunció el 25 de enero que Rusia tenía el “control efectivo” de las regiones separatistas del este de Ucrania desde el 11 de mayo de 2014. Con ello, el tribunal ha reconocido formalmente el carácter interestatal del conflicto y la culpabilidad de Rusia por abusos contra los derechos humanos.
La decisión del TEDH marca un paso importante en el progreso de tres solicitudes interestatales presentadas por Ucrania contra Rusia, una de ellas junto con los Países Bajos sobre el derribo del vuelo MH-17 de Malaysian Airline.
Además, este desarrollo legal se alinea con la conclusión del TEDH de 2021 de que, desde el 27 de febrero de 2014, Rusia también tenía el “control efectivo” de Crimea, más de quince días antes del referéndum de “reunificación” escenificado de la península.
La sentencia se produce en medio de una oleada de esfuerzos judiciales nacionales e internacionales para que Rusia rinda cuentas por su invasión a gran escala de Ucrania. Una semana antes, el Parlamento de la UE votó por abrumadora mayoría a favor de un Tribunal Especial respaldado por la ONU para juzgar a los dirigentes políticos y militares de Rusia por el delito de agresión.
Otros, entre ellos los ex primeros ministros británicos Gordon Brown y John Major, se han mostrado partidarios de un tribunal al estilo del de Nuremberg: un tribunal basado en un tratado y creado por un colectivo de Estados con ideas afines.
Armados con la posición jurídica del TEDH, la Fiscalía ucraniana, los tribunales de la ONU y las delegaciones nacionales tienen ahora un punto de referencia vinculante sobre cuándo y dónde comenzaron las operaciones militares de Rusia en Ucrania.
Pero la importancia de esta conclusión va mucho más allá de los foros jurídicos.
La decisión del TEDH ayuda a dejar las cosas claras sobre las causas (y la responsabilidad) de la guerra de 2014-22 en Ucrania.
Desmontando el mito de la ‘guerra civil’
Rusia ha enmarcado persistentemente la guerra en las regiones orientales de Ucrania en líneas étnicas y lingüísticas. La descripción de los acontecimientos como un asunto interno ha servido para perpetuar afirmaciones extravagantes de un genocidio ucraniano de rusos en las regiones de Donetsk y Luhansk.
Estas mentiras abren el camino hacia una guerra total.
La justificación de Putin para la llamada Operación Militar Especial se basa en la falsa afirmación de la necesidad de “proteger” a los rusos étnicos de un gobierno ucraniano fascista y neonazi.
Lamentablemente, esta caracterización errónea de la guerra civil ha perdurado en el pensamiento occidental durante casi una década, en parte debido a una campaña de desinformación concertada que continúa hasta el día de hoy.
Incluso ante las pruebas condenatorias y la propia admisión de Putin de una presencia militar rusa, los medios de comunicación y los comentaristas políticos se refirieron a la situación como un conflicto interno. Los rebeldes del este fueron descritos como “prorrusos” o “apoyados por Moscú”, pero rara vez controlados por Rusia.
Por el contrario, en 2014, un movimiento separatista marginal se vio reforzado por una incursión militar rusa masiva, que obligó a Ucrania a capitular ante el proceso de paz de Minsk. Luego, al continuar los combates, surgió un régimen de ocupación ruso.
Más tarde, el gobierno ucraniano cambió el nombre de su despliegue en el este de Ucrania de Operación Antiterrorista a Operación de Fuerzas Conjuntas.
El cambio de etiqueta en abril de 2018 envió el mensaje de que Ucrania estaba, a todos los efectos, en guerra con Rusia.
Sin embargo, solo hasta la desastrosa invasión rusa de 2022, los principales medios de comunicación siguieron su ejemplo.
La decisión del TEDH representa una pequeña victoria para Ucrania, que ha buscado tenazmente vías legales de reparación. Del mismo modo, las acusaciones rusas de genocidio están siendo impugnadas en el Tribunal Internacional de Justicia en lo que se ha asimilado a un caso de difamación estatal.
El reconocimiento de facto de la ocupación rusa no es una bala de plata -pasarán años antes de que concluyan los casos interestatales del TEDH-, pero marca un importante punto de inflexión en la historia.
Al igual que está ganando terreno en el campo de batalla, Ucrania está recuperando el control del espacio informativo.