¿Qué debe hacer Europa si Rusia utiliza una bomba nuclear?

Mientras Rusia sufre graves reveses y la contraofensiva ucraniana avanza, continúa la preocupación por el próximo movimiento del presidente ruso Vladimir Putin. No parece tener muchas opciones, e incluso el posible uso de armas nucleares no está del todo descartado.

Aunque los esfuerzos militares rusos han disminuido desde los primeros días de la guerra, todavía existe la posibilidad de que Rusia utilice su arsenal nuclear en Ucrania para frenar el apoyo militar occidental a Kiev y dar a Rusia la ventaja psicológica.

  • Un misil balístico intercontinental ruso R-36 (Foto: Wikimedia)

¿Qué pasaría si Rusia lanzara un ataque nuclear? Lo más probable es que sea un ataque táctico, con un misil nuclear más pequeño.

Se podría suponer que el cálculo de Rusia sería que, como resultado, Ucrania se vería obligada a detener su actividad militar y las negociaciones seguirían. Rusia podría suponer que Occidente se negaría a apoyar a Ucrania militarmente, por temor a una escalada del conflicto nuclear.

Señal de debilidad

Pero las consecuencias serían muy difíciles de predecir, y muy probablemente serían muy desfavorables para Rusia. Para empezar, el ataque nuclear de Rusia no se vería como una señal de fuerza, sino como un signo de extrema debilidad; como un movimiento último y desesperado.

Dejando a un lado el hecho de que la OTAN se vería obligada a reaccionar ante el ataque nuclear de Rusia y a establecer una postura aún más enérgica contra este país, es dudoso que Ucrania dejara de defenderse repentinamente.

Dado que la línea del frente es muy larga y las concentraciones de grupos son limitadas, un ataque nuclear táctico no conseguiría mucho más de lo que se puede conseguir actualmente con la guerra convencional, quizás sólo desmovilizar inmediatamente una o dos brigadas.

Además, sería muy difícil controlar la lluvia radiactiva en los días siguientes, dejando a las propias tropas y al territorio ruso potencialmente víctimas de la exposición.

La respuesta internacional contra Rusia sería fuerte y dura, especialmente porque el propio territorio ruso no está amenazado. Tal vez se cuestionaría el puesto de Rusia en el Consejo de Seguridad de la ONU, y muchos países que actualmente apoyan tácitamente a Rusia, como China, podrían replantearse su posición.

Las sanciones de Occidente serían aún más extremas. Y lo que es más importante, todo el reglamento posterior a la Segunda Guerra Mundial sobre el no uso de las armas nucleares se tiraría al cubo de la basura.

Para Ucrania y cualquier otro país fronterizo con Rusia, el mensaje sería claro: Rusia es una amenaza existencial y, si no se sale con la suya, utilizará armas nucleares. La única respuesta lógica sería que los países vecinos más pequeños tuvieran fácil acceso a una capacidad de respuesta similar y una mayor disuasión nuclear.

El paraguas nuclear y el factor Trump

Los miembros europeos de la OTAN han interiorizado que pueden confiar en el paraguas militar de Estados Unidos. Sin embargo, el hecho es que desde que el ex presidente Donald Trump entró en la vida política de los Estados Unidos y China comenzó a tomar una mayor cantidad de enfoque estadounidense, los europeos se han preocupado.

El punto de inflexión para Estados Unidos y Europa para el uso de una respuesta nuclear podría ser diferente. También hay que recordar que, incluso durante la Guerra Fría, hubo discusiones sobre si Estados Unidos estaría realmente dispuesto a arriesgar la vida de millones de ciudadanos estadounidenses defendiendo a Europa con sus propias armas nucleares.

También se podría argumentar que cuanto más capacidad militar tengan los europeos, mejor será para la OTAN y el reparto de la carga transatlántica. En consecuencia, Estados Unidos ha animado continuamente a Europa a asumir más responsabilidad por su propia seguridad.

Hasta ahora, las armas nucleares han sido algo que han tenido los países grandes y militarmente poderosos, pero no los más pequeños (con algunas excepciones), aunque sería relativamente fácil para las naciones más pequeñas iniciar su propio programa de armas nucleares.

Si un número cada vez mayor de países más pequeños de su periferia dispusiera de armas nucleares, las grandes potencias mundiales podrían encontrar esa situación difícil. Esto también multiplicaría el riesgo de guerra nuclear.

Hoy en día, la idea de aumentar la cantidad de países europeos individuales con sus propias armas nucleares podría considerarse inconcebible. Sin embargo, debemos recordar que después de la Segunda Guerra Mundial, muchos países europeos reflexionaron sobre las armas nucleares.

Lección de historia posterior a la Segunda Guerra Mundial

Por ejemplo, Suecia tuvo su propio programa de armas nucleares después de la guerra y recientes investigaciones indican que Suecia estuvo más cerca de poseer armas nucleares de lo que se pensaba.

Además, enlos años 50, el gobierno del canciller alemán Konrad Adenauer reflexionaba sobre la idea de construir una bomba europea con Francia e Italia.

En consecuencia, en noviembre de 1957, el ministro de Defensa alemán Franz Josef Strauss firmó un acuerdo secreto con sus homólogos de París y Roma. Su objetivo era independizar a Europa del paraguas nuclear estadounidense.

La idea se abandonó más tarde debido a Charles de Gaulle, que quería que Francia tuviera sus propias armas nucleares. La idea de una bomba europea conjunta nunca llegó a cuajar.

Christoph Heusgen, asesor de política de seguridad de la ex canciller alemana Angela Merkel, propuso que Alemania iniciara un diálogo estratégico con Francia centrado en si los europeos pueden contribuir conjuntamente a la disuasión nuclear contra Rusia y cómo hacerlo. Según él, el gobierno alemán y otros Estados miembros de la UE podrían participar financieramente en el programa francés de armas nucleares, a cambio de la planificación y el despliegue de las armas atómicas francesas en otros lugares de la UE.

Como alternativa, se podría imaginar un programa europeo común, bajo el liderazgo de Francia. La propuesta del presidente Macron en 2020 allanó el camino para tal desarrollo. Además, atar al Reino Unido al programa sellaría al Reino Unido a la defensa común europea, que ya se ha vuelto muy tangible en el contexto de la guerra en Ucrania.

Hoy, esa guerra continúa, y un potencial ataque nuclear por parte de Rusia sigue siendo una desafortunada posibilidad.

Para ahora y para sus futuros desafíos, Europa debe sacar conclusiones: analizar qué significa la amenaza para la seguridad del continente y qué deben hacer los países europeos para mejorar su disuasión nuclear.

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