Europa ha intensificado su compromiso con Taiwán hasta un nivel impensable hace tan sólo unos años, una dinámica que es bien recibida en Washington pero que corre el riesgo de provocar represalias comerciales por parte de Pekín. Si no se gestionan con cuidado, estas acciones amenazan con reducir el margen de maniobra diplomático de la UE y su capacidad para contribuir a una solución pacífica de las relaciones a través del Estrecho.
Desde 2021, las relaciones entre Europa y Taiwán han experimentado un espectacular aumento. Los gobiernos europeos siguen acatando oficialmente la política de “una sola China”, es decir, el reconocimiento de la posición de Pekín de que sólo hay un gobierno chino.
En virtud de esta política, la UE y sus Estados miembros reconocen y mantienen vínculos formales con la República Popular China y no con la isla de Taiwán. Sin embargo, en la práctica, varias instituciones de la UE y gobiernos europeos tratan a Taiwán como un Estado independiente “de facto” con el que tienen derecho a mantener relaciones económicas y políticas.
El Parlamento Europeo lidera los esfuerzos para mejorar el estatus de Taiwán.
El 21 de octubre de 2021, la legislatura de la UE adoptó una recomendación sobre las relaciones políticas y la cooperación entre la UE y Taiwán, instando a la Unión a proteger la democracia de Taiwán y el estatus de la isla como un importante socio de la UE.
En noviembre de 2021, una delegación de siete miembros del Parlamento Europeo visitó Taiwán, la primera delegación oficial enviada por el poder legislativo de la UE a la isla. Además, la vicepresidenta del Parlamento, Nicola Beer, eurodiputada alemana del Partido Democrático Libre, visitó Taiwán en julio de 2022, donde se reunió con la líder de Taiwán, Tsai Ing-wen, para discutir la mejora de las relaciones entre ambas partes.
Está previsto que la Comisión de Comercio Internacional del Parlamento Europeo visite Taiwán a finales de año.
Los órganos legislativos nacionales también han adoptado resoluciones y han enviado -o tienen previsto enviar- delegaciones a Taiwán. Por ejemplo, la comisión de peticiones del Bundestag alemán aprobó una resolución el 9 de diciembre de 2021 en la que se pide al gobierno de Berlín que reevalúe su postura respecto a Taiwán, incluido el posible reconocimiento como Estado soberano.
La comisión de derechos humanos del Bundestag alemán ha anunciado que enviará una delegación de ocho legisladores de seis partidos políticos a Taiwán a finales de octubre de 2022.
Una delegación de alto nivel del Senado francés visitó Taiwán a principios de septiembre, la segunda delegación del Senado francés que visita la isla en 2022.
Se espera que una delegación de diputados italianos visite la isla a finales de año.
Junto a los legisladores, los gobiernos europeos también están mostrando un creciente apoyo a Taiwán, a pesar de las críticas de Pekín. En agosto de 2022, una delegación lituana encabezada por la viceministra de Transportes y Comunicaciones, Agne Vaiciukeviciute, visitó Taiwán, durante la cual se anunció que el Estado báltico abrirá una oficina comercial en Taipei.
En respuesta, Pekín impuso sanciones al político lituano.
La ministra de Asuntos Exteriores alemana, Annalena Baerbock, ha hecho varios comentarios a favor de Taiwán. En agosto de 2022, en una conferencia de las Naciones Unidas, Baerbock advirtió a China contra la escalada de tensiones con Taiwán y expresó su apoyo a la democracia isleña.
¿Embajador?
Giorgia Meloni, líder del partido conservador de extrema derecha italiano Hermanos de Italia, se reunió con Andrea Sing-Ying Lee, jefe de la oficina de representación de Taiwán en Roma a finales de julio de 2022. Durante la visita, Meloni se dirigió a Sing-Ying Lee como “la embajadora de Taiwán”, prometiendo que, cuando se convierta en primera ministra, promoverá las relaciones entre Italia y Taiwán y desempeñará un papel positivo en el avance de los vínculos más amplios entre Bruselas y Taipei.
El abrazo de Europa a Taiwán es un hecho positivo, ya que da sentido y contenido a los compromisos de la UE con una política exterior basada en valores. Sin embargo, China sigue siendo un socio económico muy importante para la UE.
El déficit comercial del bloque con China asciende actualmente a 249.000 millones de euros. ¿Encontrará Europa la fuerza necesaria para seguir estrechando lazos con Taiwán y resistir las amenazas de represalias económicas procedentes de Pekín?
Además, seguir ciegamente la dura línea de Estados Unidos con respecto a China corre el riesgo de reducir el margen de maniobra de Europa para promover iniciativas diplomáticas destinadas a reducir las tensiones en la región. Fomentar las relaciones de cooperación con todas las naciones asiáticas, incluida Pekín, es un pilar clave de la estrategia Indo-Pacífica de la UE publicada en septiembre de 2021.
El reto que tienen por delante los responsables políticos de la UE es, pues, encontrar un equilibrio entre tres dinámicas principales:
Una, mantener la política de “una sola China” de la UE para no poner en peligro las relaciones con Pekín;
Dos, seguir profundizando en los lazos con Taipei, incluyendo el apoyo a las iniciativas destinadas a disuadir una posible invasión futura de la isla;
Tres, evitar la percepción de una UE que se alinea demasiado con Washington, para mantener el margen de maniobra diplomático.
Para ello, la UE debería establecer un canal de comunicación con Pekín sobre la seguridad en Asia Oriental con el objetivo de transformarlo, con el tiempo, en un mecanismo de diálogo estructurado que complemente el diálogo de alto nivel entre la UE y EEUU sobre el Indo-Pacífico.
Por supuesto, China seguirá percibiendo a Europa como un socio menor de Washington y desconfiará de las intenciones de la UE, mientras que EE.UU. puede estar en contra de este diálogo sino-europeo por miedo a perder influencia.
Sin embargo, si la UE quiere ser un actor político en Asia Oriental y contribuir en serio a reducir las tensiones en una zona que podría salirse fácilmente de control -y ser muy perjudicial para el viejo continente-, el diálogo con China es esencial.
Europa abraza con razón a Taiwán, pero también es hora de dar la mano a Pekín y explicárselo a Washington.