Los europeos están preocupados por lo que ocurrirá este invierno. En el discurso sobre el estado de la Unión de este año, los socialistas y demócratas del Parlamento Europeo piden a Ursula von der Leyen que presente soluciones para hacer frente a este estado de emergencia.
Si no conseguimos proteger a los europeos del tsunami de los asombrosos costes de la vida, corremos el riesgo de que desaparezca su confianza en nuestras instituciones democráticas.
Mientras los ucranianos se preparan para tres meses decisivos de lucha por su país, nosotros deberíamos prepararnos para tres meses clave para afrontar las consecuencias sociales y económicas de la guerra.
En la carrera por contener los golpes de la explosión de los precios y prepararse para este invierno tan temido, Europa debe elaborar un plan de amplio alcance, que incluya medidas sociales, fiscales, económicas, de empleo y de inversión.
Los enormes planes presentados recientemente por los gobiernos socialdemócratas de diferentes países de Europa son buenos ejemplos de lo que debería hacerse a nivel europeo.
Las crisis recientes, como el colapso financiero tras la quiebra de Lehman Brothers en 2008 y la pandemia de Covid-19, así como la falta de respuesta europea a las presiones migratorias de 2015, nos han demostrado que la falta de acción decidida de las principales fuerzas políticas europeas da lugar a los extremismos.
Sin embargo, la Comisión Europea es demasiado lenta para actuar. Mientras luchan por pagar la comida y la energía durante meses, los ciudadanos europeos han tenido que esperar al discurso sobre el estado de la Unión para conocer la mayoría de sus propuestas.
El miércoles (14 de septiembre), por fin las escucharán.
El esperado arsenal de la Comisión consiste principalmente en las soluciones que los socialdemócratas ya presentaron hace meses.
En primavera, presionamos para que el Parlamento Europeo aprobara una resolución sobre el impacto social y económico de la guerra, incluyendo varias ideas concretas. Expusimos más detalles en la carta que nuestra dirigente Iratxe García Pérez dirigió a la Comisión en julio como nuestra contribución al debate sobre el estado de la Unión.
Ahora es el momento de volver a centrarnos en estas soluciones y de recordarnos a todos que tiempos excepcionales requieren soluciones excepcionales.
Impuesto sobre los beneficios extraordinarios
Nuestras propuestas de mayo ya incluían la exigencia de un impuesto sobre los beneficios extraordinarios y un audaz paquete de medidas de resiliencia social. Es sencillamente inaceptable que los pobres no puedan permitirse calentar sus hogares mientras las empresas ricas obtienen beneficios astronómicos.
Los ingresos de este impuesto deberían utilizarse para proteger a Europa del tsunami que golpea a nuestras sociedades.
Las instituciones europeas deben demostrar un fuerte compromiso con una Europa socialmente justa, empezando por organizar una nueva Cumbre Social, acelerando la aplicación de salarios mínimos decentes en toda la UE y presentando objetivos y medidas coordinadas contra la pobreza, ajustadas a la situación actual y a la guerra de Ucrania.
También hay que regular el mercado de la energía para garantizar que esté libre de especulación, limitar los precios de la electricidad y el gas, y limitar los ingresos que obtiene Vladimir Putin mediante la especulación.
Inversión en energía y transición ecológica
Al mismo tiempo que protege a los europeos más vulnerables contra las ondas de choque de la guerra, la Unión Europea debe acelerar la transición energética y ecológica.
Esta es la única manera de liberarnos de la dependencia de los combustibles fósiles rusos de manera sostenible.
Necesitamos más que nunca inversiones en energías renovables asequibles, medidas climáticas socialmente equilibradas y un enfoque verdaderamente integral para hacer frente a las devastadoras catástrofes naturales. Los últimos veranos con sequías extremas, incendios e inundaciones en muchos países nos han recordado que no tenemos tiempo que perder.
Reformar las normas fiscales
Para poder hacer frente a la conmoción social y económica, Europa también necesita reformar su anticuada gobernanza económica, incluidas las normas fiscales. Debe basarse en sus exitosas soluciones temporales para luchar contra las consecuencias de la pandemia de Covid-19, como el plan SURE, diseñado para proteger el empleo, así como el histórico fondo de recuperación y resiliencia, NextGenerationEU.
Deberían adaptarse a la nueva realidad y convertirse en una capacidad fiscal permanente como herramienta de respuesta a la crisis.
Apoyo a Ucrania
No hace falta decir que la Unión Europea tiene que seguir apoyando a Ucrania, sobre todo con sanciones contra el régimen de Putin. También pedimos a la Comisión que trabajeen la estrategia de reconstrucción de Ucrania tras la guerra. Estas inversiones deben ir de la mano de las reformas y en consonancia con la trayectoria europea de Ucrania.
Superar la paralización del voto por unanimidad en asuntos exteriores y fiscales
La respuesta de Europa a la guerra de Rusia contra Ucrania ha mostrado en ocasiones deficiencias en nuestro proceso de toma de decisiones, tanto en asuntos exteriores como en materia fiscal. La Unión Europea tiene que encontrar otras vías -como la transición a la votación por mayoría cualificada- para superar los vetos nacionales y el impacto paralizante de la votación por unanimidad, que nos impide ser un actor eficaz en la escena mundial.
Proteger la democracia de los extremistas
Para contrarrestar el auge de las fuerzas extremas y antidemocráticas, necesitamos urgentemente un mecanismo global, permanente y basado en pruebas para proteger la democracia, el Estado de Derecho y los derechos fundamentales. También necesitamos escuchar a los ciudadanos y actuar según las conclusiones de la Conferencia sobre el Futuro de Europa.
Los tiempos extraordinarios exigen medidas extraordinarias. Es hora de que Ursula von der Leyen esté a la altura del desafío. Más vale tarde que nunca.