Contaminación y cáncer en la UE: no tiene por qué ser así

Aunque Europa ha conseguido grandes avances en la reducción de la contaminación en las últimas décadas, sabemos muy bien que seguimos viviendo con demasiada contaminación y riesgos ambientales en nuestras vidas.

La exposición a la contaminación atmosférica, a determinadas sustancias químicas y a la radiación ultravioleta, así como a otros riesgos en nuestro entorno y en el lugar de trabajo, es la causa de más del 10% de todos los casos de cáncer en Europa, según nuestro último estudio de la Agencia Europea de Medio Ambiente.

Aunque el porcentaje puede parecer pequeño, el impacto es enorme para los ciudadanos europeos, ya que representa al menos 270.000 casos al año.

La buena noticia es que la mayor parte de esta carga medioambiental de enfermedades puede evitarse si tomamos medidas para mejorar la calidad del medio ambiente que nos rodea, reducimos drásticamente la contaminación, como se indica en el Plan de Acción de Contaminación Cero de la UE, y cambiamos nuestro comportamiento.

Algunos factores determinantes del cáncer, como la edad y los factores intrínsecos, no pueden modificarse, pero la mayoría de las exposiciones ambientales y laborales, si no todas, pueden prevenirse o mitigarse seriamente. Reducir la exposición es una forma eficaz de reducir los casos de cáncer y las muertes asociadas.

Y aunque los ciudadanos pueden tomar decisiones para reducir su exposición a los riesgos ambientales para la salud, es obvio que la regulación gubernamental, como la reducción de la contaminación atmosférica en los centros de las ciudades mediante un transporte más limpio, la prohibición de las sustancias químicas más nocivas en los productos y el cumplimiento de las normas de salud y seguridad en el trabajo es vital. Una mejor aplicación de los instrumentos y políticas de la UE también contribuiría en gran medida a afrontar este enorme reto.

El Pacto Verde Europeo es crucial para impulsar esta agenda de salud ambiental a través de su enfoque en la Contaminación Cero, la Estrategia de Productos Químicos que tiene el principio “Seguro y Sostenible” en el centro, y otras múltiples políticas que abordan la contaminación, la calidad ambiental y los problemas de salud.

Esto incluye también la estrategia “de la granja a la mesa”, cuyo objetivo es reducir la exposición a los carcinógenos abordando el uso de productos químicos en el sistema alimentario. Estas medidas reguladoras están empujando a los agentes económicos hacia la innovación y la sostenibilidad de una manera mucho más esencial y sistémica que la legislación anterior.

Y hay buenas razones para hacerlo.

Con casi tres millones de nuevos pacientes y 1,3 millones de muertes al año en toda la UE, el cáncer se cobra un precio tremendo en nuestra sociedad y es muy probable que el cáncer haya afectado directamente a su vida o a la de algún ser querido o conocido. Los costes económicos también son enormes, estimados en unos 17.000 millones de euros solo en 2018.

Las investigaciones científicas demuestran que la contaminación atmosférica está relacionada con el 17% de las muertes por cáncer de pulmón en Europa y causa en general alrededor del 2% de todas las muertes por cáncer.

Estudios recientes han detectado asociaciones entre la exposición a largo plazo a las partículas, un contaminante clave del aire, y la leucemia en adultos y niños. El radón y la radiación ultravioleta contribuyen significativamente a los casos de cáncer, al igual que la exposición al humo de segunda mano.

También se sospecha que sustancias químicas como el plomo, el arsénico, los plaguicidas y las sustancias alquiladas polifluoradas (PFAS), entre otras muchas, inducen el cáncer en múltiples órganos. El impacto de las sustancias químicas en el medio ambiente y en el lugar de trabajo sobre los cánceres es probablemente mucho mayor de lo que conocemos hoy en día. Aunque se prohibió hace años, el amianto -un conocido carcinógeno- sigue siendo responsable de entre el 55 y el 88% de los cánceres de pulmón profesionales.

Sabemos que la reducción de estos casos de cáncer no se producirá de la noche a la mañana, es una batalla compleja.

¿Qué se puede conseguir?

Hará falta un compromiso a largo plazo por parte de todos los niveles del gobierno europeo y una transformación seria en nuestras industrias, pero si nos lo proponemos, podemos conseguirlo. Por ejemplo, un aire más limpio ayudó a salvar cientos de miles de vidas en Europa.

La aplicación de políticas y medidas comunitarias, nacionales y locales en toda Europa ha permitido reducir las emisiones de todos los contaminantes atmosféricos, lo que a su vez ha llevado a una reducción de la exposición de la población a los impactos sobre la salud.

Las emisiones globales de todos los principales contaminantes atmosféricos en la UE disminuyeron en 2021, manteniendo la tendencia observada desde 2005. Sin embargo, para conseguir un aire limpio y seguro para Europa será necesario que las autoridades nacionales y locales reduzcan aún más las emisiones y vinculen el aire limpio con la recuperación económica.

El Plan de Acción de Contaminación Cero de la UE tiene como objetivo reducir aún más la contaminación del aire y del agua para disminuir la exposición humana, al igual que la Estrategia de Sostenibilidad de las Sustancias Químicas de la UE, que pretende prohibir las sustancias químicas más dañinas en los productos, incluidas las que causan cáncer, y hacer que las sustancias químicas sean seguras y sostenibles por su diseño.

La propuesta de RestauraciónLa ley también pretende reducir el uso y el riesgo de los plaguicidas químicos en un 50% para 2030. Esta ley se basa en la legislación europea existente en este ámbito.

Otras acciones de la UE incluyen requisitos jurídicamente vinculantes sobre la protección de la exposición a fuentes de radiación naturales, la protección de la salud y la seguridad de los trabajadores, la evaluación y restricción de los carcinógenos químicos y la coordinación de los esfuerzos europeos para hacer frente al tabaquismo pasivo y la concienciación sobre los peligros relacionados con la toma de sol.

Muchos casos de cáncer pueden evitarse si adoptamos medidas más contundentes para reducir la contaminación y nos aseguramos de que tanto los gobiernos como la industria cumplan sus compromisos de aplicar las normas y reglamentos de la UE para reducir la contaminación.

Cada acción e inversión que hagamos para reducir la contaminación mejorará la salud de todos nosotros y la de nuestro entorno. Es muy probable que el retraso en la adopción de medidas se traduzca en mayores costes sociales y sanitarios. Al final, la prevención es el mejor tratamiento.

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