Las predicciones de que miles, incluso millones, de personas huirán a Europa desde África o cualquier otro lugar debido al cambio climático no están respaldadas por estudios. De hecho, las personas más afectadas por el cambio climático suelen ser las más empobrecidas y, por tanto, las que menos posibilidades tienen de emigrar.
Otros que están mejor se irán, pero normalmente se dirigirán a otro lugar dentro de su propio país o región.
Los numerosos pronósticos del Día del Juicio Final que dicen lo contrario son, en el mejor de los casos, intelectualmente deshonestos y, en el peor, un mero alarmismo. Además, pueden alimentar la xenofobia, afirma Andrew Harper, asesor especial sobre acción climática de la agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR).
“Cuando hablamos de clima, de refugiados o de ‘migración’, en cierto modo se quita la vista de las personas que más riesgo corren”, dijo. “Las personas que corren más riesgo son las que están inmovilizadas”, dijo.
Es cierto que alrededor del 90% de los refugiados del mundo proceden de países que ya están afectados por el cambio climático.
Pero Harper afirma que también hay que tener en cuenta toda una serie de otros problemas, que van desde la mala gobernanza hasta la falta de educación y la corrupción.
“Si sólo nos centramos en el cambio climático, casi nos da una tarjeta de salida de la cárcel para la incompetencia y la corrupción que se da en muchos de estos estados”, dice Harper.
Cita la sequía en Siria durante 2006-2010, que convirtió la mayor parte del país en un desierto y obligó a cientos de miles de agricultores a trasladarse a las ciudades. Pero Harper dice que hay muchas preguntas sobre si el gobierno sirio dio una respuesta suficiente en ese momento.
“¿Fue el cambio climático? ¿O fue un mal gobierno?”, se pregunta.
“Mirar hacia delante, planificar hacia atrás
Según Harper, el cambio climático debería servir para replantear la forma en que la humanidad y la sociedad trabajan con el medio ambiente. Eso significa mirar hacia adelante y planificar hacia atrás para mitigar los daños.
El último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), publicado en febrero, llega a conclusiones similares.
Aparte de las advertencias extremadamente aleccionadoras, el informe dice que son necesarios cambios fundamentales en toda la sociedad para mitigar los daños y dar a la humanidad una oportunidad de luchar. Según el informe, el aumento de los fenómenos meteorológicos y climáticos extremos ya ha provocado algunos impactos irreversibles, ya que los sistemas naturales y humanos se ven obligados a superar su capacidad de adaptación.
Y hasta 3.600 millones de personas viven actualmente en contextos muy vulnerables al cambio climático.
También da una perspectiva de un futuro con una ventana de oportunidad que es “breve y se cierra rápidamente”. ¿Pero obligará a la gente a desplazarse?
Si no se hace nada, el Banco Mundial estima que para 2050 entre 40 y 216 millones de personas podrían emigrar internamente dentro de sus regiones.
Los dos informes del banco, publicados en septiembre de 2021 y basados en modelos que analizan Oriente Medio y el Norte de África, Asia Oriental y el Pacífico, y Europa Oriental y Asia Central, señalan que los más afectados serían el África subsahariana, mientras que los menos afectados estarían en Europa Oriental y Asia Central.
Ambos informes se centran en los impactos climáticos, como el estrés hídrico, la disminución de la productividad de los cultivos y el aumento del nivel del mar, agravado por las mareas de tempestad. También se centran en la migración interna, es decir, dentro de las fronteras de un país, no en la migración transfronteriza. Y concluyen diciendo que una “acción inmediata y concertada” reduciría la escala de la migración climática hasta en un 80%.
Según un portavoz del Banco Mundial, “el mensaje fundamental es que la acción temprana es clave y la ventana de oportunidad se está reduciendo”. Sin embargo, aunque el propio informe ofrece una visión mucho más matizada, el comunicado de prensa del banco destacó la cifra más alarmista de 216 millones de migrantes potenciales.
“Creo que es refrescante ver que este informe se centra principalmente en la movilidad interna”, afirma Hein de Haas, sociólogo holandés, geógrafo medioambiental y profesor de la Universidad de Ámsterdam. También es uno de los miembros fundadores del Instituto de Migración Internacional de la Universidad de Oxford.
De Haas advierte que el informe del Banco Mundial no es transparente en cuanto a los fundamentos metodológicos de estas estimaciones, y también cuestiona la aparente suposición subyacente de que una menor disponibilidad de agua implicaría necesariamente que más personas se desplazaran.
“Existen numerosas pruebas de estudios empíricos que cuestionan estos supuestos, que no han encontrado una relación clara entre las tensiones medioambientales y la migración, yestudios que demuestran que la migración puede incluso disminuir durante las sequías”, afirma.
De Haas también advierte que no se debe sacar la conclusión de que un aumento de la pobreza provocaría automáticamente la migración. Por el contrario, señala que a medida que los países se desarrollan, más personas se desplazan de las zonas rurales a las urbanas. Al igual que Harper, del ACNUR, afirma que el clima y el tiempo no son los únicos factores que determinan la decisión de las personas de emigrar.
El académico holandés también insiste en que no existe una relación directa entre el cambio climático y la movilidad, especialmente de las personas que se desplazan largas distancias. “Los países más pobres y también los sectores más pobres dentro de la población tienen tasas de migración más bajas que los que están un poco mejor, e incluso tiene en cuenta la migración interna”, afirma.