Como eurodiputados preocupados por la exposición de las personas a sustancias químicas nocivas, hemos pedido en repetidas ocasiones a la Comisión de la UE y a los Estados miembros que tomen medidas para aumentar los niveles de protección y hemos apoyado firmemente el desarrollo de la Estrategia Europea de Sustancias Químicas para la Sostenibilidad.
Ahora es el momento de cumplir las importantes promesas realizadas, incluida la de restringir las sustancias más nocivas en los productos de consumo, como los artículos de puericultura.
Una de las primeras oportunidades para que la comisión cumpla sus promesas es apoyar la propuesta de una amplia restricción de las sustancias químicas nocivas en los pañales de un solo uso que usan a diario millones de niños en todo el continente.
Los padres nunca deberían tener que preocuparse por la presencia de sustancias químicas nocivas en los pañales que sus hijos llevan a diario durante varios meses y hasta varios años.
Lamentablemente, los comités científicos de la Agencia Europea de Sustancias y Preparados Químicos (ECHA) han emitido recientemente dictámenes negativos a una propuesta de restricción de las autoridades francesas, que podría aumentar la protección de los niños frente a la exposición a sustancias químicas nocivas a través del uso de pañales.
Pedimos a la Comisión que muestre su liderazgo y presente una propuesta para restringir las sustancias nocivas a las que se refiere la propuesta de forma exhaustiva lo antes posible.
Como recapitulación, en octubre de 2020, las autoridades francesas de control del mercado encontraron la presencia de varios grupos de sustancias químicas preocupantes -como el formaldehído, los bifenilos policlorados (PCB), las dioxinas y los furanos, y los compuestos orgánicos volátiles (COV)- en los pañales de un solo uso vendidos en Francia.
Las sustancias detectadas son conocidas desde hace mucho tiempo por sus propiedades nocivas, que se han asociado a graves impactos en la salud, como trastornos neurológicos, inmunológicos, endocrinos o metabólicos.
Dichos impactos son especialmente preocupantes para las poblaciones en ventanas de desarrollo vulnerables, como los niños pequeños, y a veces se manifiestan años después de la exposición.
Por lo tanto, es lógico que las autoridades francesas decidieran hacer un seguimiento de los resultados de sus pruebas y propusieran una restricción a nivel europeo.
Se preparó un expediente de restricción y se presentó en la Agencia Europea de Sustancias y Preparados Químicos (ECHA), donde se debatió a lo largo de 2021 en los dos comités de evaluación de riesgos y socioeconómica (respectivamente RAC y SEAC).
¿Principio de precaución?
Para nuestra gran consternación, ambos comités han emitido dictámenes negativos, alegando que demasiadas incertidumbres impiden la plena caracterización del riesgo en juego, de los costes y beneficios asociados a la restricción, e in fine su correcta aplicación.
En primer lugar, las conclusiones emitidas por el RAC son contradictorias.
Por un lado, considera que “los datos científicos disponibles y la evaluación de riesgos no demuestran que las sustancias incluidas en la propuesta estén presentes en los pañales en niveles que supongan un riesgo”.
Pero, por otro lado, también considera que no es posible descartar completamente los riesgos derivados de la exposición a algunas de las sustancias, que deberían “mantenerse en los niveles más bajos posibles en los pañales”.
En cuanto al SEAC, el comité considera que el expediente de restricción no ha demostrado “que los beneficios potenciales de la restricción propuesta sean mayores que los posibles impactos negativos y los costes”, señalando las incertidumbres sobre el riesgo que supone la presencia de las sustancias, las fuentes de las sustancias detectadas así como su presencia por encima de los niveles de migración, la capacidad de la industria para cumplir con la restricción y las dificultades para cuantificar los beneficios asociados a la restricción.
Mientras tanto, admite que “la restricción propuesta por Francia habría sido practicable, controlable y la medida más adecuada si se hubiera demostrado un riesgo a nivel de la UE relacionado con los pañales de un solo uso para bebés”.
Reconocemos que la situación actual, en la que la presencia de sustancias nocivas en los pañales no proviene de una adición intencionada, presenta desafíos para la evaluación.
Las incertidumbres son habituales en los debates científicos y es saludable que se documenten de forma transparente. Sin embargo, no deben utilizarse como justificación para no actuar, y precisamente por eso los tratados de la UE y los reglamentos sobre sustancias químicas prevén que se pueda utilizar el principio de precaución.
En la situación actual, una parte especialmente vulnerable de la población está expuesta a sabiendas a sustancias químicas nocivas a través de un producto de consumo diario. Aunque el riesgo derivado de esta exposición puede ser difícil de caracterizar de forma exhaustiva, tampoco puede excluirse. La restricciónLa propuesta que está sobre la mesa ofrece a las autoridades europeas la mejor oportunidad disponible actualmente para remediar la situación.
Por lo tanto, pedimos a la Comisión Europea que apoye ahora esta propuesta para aumentar la protección de los niños de hoy y de mañana y que demuestre su credibilidad en el cumplimiento de las promesas incluidas en la Estrategia de Sostenibilidad de las Sustancias Químicas.