Rusia no fue invitada a una conferencia de donantes en Bruselas sobre Siria, ya que las consecuencias de su guerra en Ucrania siguen aislando al Kremlin.
La conferencia de dos días que finaliza el martes (10 de mayo) suele estar copatrocinada por la Unión Europea y las Naciones Unidas.
“Las Naciones Unidas han optado por no coorganizar esta última conferencia en vista de nuestra decisión de no invitar a Rusia”, declaró a la prensa Josep Borrell, responsable de la política exterior de la UE.
En su lugar, la ONU ha enviado a emisarios de alto nivel como Filippo Grandi, que supervisa la rama de refugiados del ACNUR. Participaron más de 50 países, entre ellos 22 organizaciones internacionales.
La conferencia de dos días es la sexta organizada en Bruselas para ayudar a Siria, tras unos 11 años de guerra y conflicto bajo el régimen de Bashar al-Assad, respaldado por Rusia.
El exilio de Moscú de la conferencia de donantes de Bruselas se produce tras su expulsión en abril del Consejo de Derechos Humanos de la ONU por los informes de “violaciones y abusos graves y sistemáticos de los derechos humanos” en Ucrania.
Su poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU también ha complicado las cuestiones relativas a la rendición de cuentas en Siria, así como una alianza internacional más amplia para resolver el conflicto.
En el Consejo de Seguridad del año pasado, Rusia amenazó con echar por tierra un puente humanitario vital desde Turquía a Siria, alegando que los cruces en territorio controlado por los rebeldes violaban la soberanía de Siria.
Ahora ha renovado la misma amenaza, lo que podría dejar a 3,4 millones de personas que viven en la región noroccidental de Idlib en la miseria.
Además de las repercusiones de Covid, la invasión rusa de Ucrania a finales de febrero ha tenido desde entonces repercusiones en conflictos prolongados en todo el mundo.
Esto también se está sintiendo en Siria, donde alrededor del 90 por ciento de las personas viven ahora en la pobreza y se dice que otro 60 por ciento sufre de inseguridad alimentaria.
“La situación de los sirios ha empeorado en muchos sentidos”, dijo Grandi, de ACNUR, señalando que se han canalizado más de 20.000 millones de dólares en ayuda a Siria desde 2016.
David Miliband, del Comité Internacional de Rescate (IRC, por sus siglas en inglés), con sede en Nueva York, dijo que la guerra de Rusia en Ucrania está haciendo subir los precios de los alimentos en Siria y desviando los recursos de los conflictos fracturados en otros lugares.
“Si se mira alrededor del mundo, hay 55 conflictos civiles en este momento, ocho de ellos tienen más de 1.000 muertos en el campo de batalla”, dijo, en una entrevista con novedades24.
Un estudio realizado en diciembre por el IRC señalaba además que 275 millones de personas en 20 países necesitan ayuda humanitaria.
“Diagnosticamos que no sólo hubo un fracaso humanitario, también hubo un fracaso diplomático y legal”, dijo.
Continúan los llamamientos a la rendición de cuentas sobre la brutalidad de Bashar al Assad, incluso desde Estados Unidos.
“Assad tiene que asumir alguna responsabilidad, de hecho toda la responsabilidad por lo que está ocurriendo sobre el terreno en Siria”, dijo la embajadora de Estados Unidos ante las Naciones Unidas, Linda Thomas-Greenfield.
“Rusia está ahí [Syria] y ese es otro tema en el que debemos participar”, dijo.
Por su parte, la UE dice que apoya una solución política liderada por Siria en línea con la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU de 2015 sobre Siria.
El objetivo de la conferencia de donantes es apuntalar miles de millones de ayuda para los sirios afectados por la pobreza y los refugiados sirios en países vecinos como Líbano y Jordania.
La Unión Europea ha prometido 1.560 millones de euros para 2023. El dinero no se destinará a la reconstrucción, una condición que implica deshacerse primero de Assad. El compromiso total de los donantes asciende a 6.400 millones de euros, que incluyen préstamos y subvenciones.