El verano pasado, la UE organizó un foro sin precedentes sobre el reasentamiento de refugiados -que reunió a los países de la UE, Canadá, EE.UU. y organizaciones de la sociedad civil- con el objetivo de reactivar esta herramienta vital de protección de los refugiados.
“Quiero que más personas vengan a Europa de forma segura, para que menos personas arriesguen sus vidas”, dijo la Comisaria de la UE, Ylva Johansson, a los asistentes. “Si mostramos liderazgo y ambición, estoy segura de que muchos más seguirán nuestro ejemplo”.
Las palabras de Johansson fueron un grato recordatorio de que la UE puede y debe dar ejemplo en materia de protección de los refugiados.
Pero, preocupantemente, los compromisos asumidos por los líderes de la UE en el foro no se han traducido en acciones. Se prevé que en 2023 habrá una cifra récord de 2 millones de refugiados que necesitarán ser reasentados -un aumento espectacular del 36% en el último año-, pero los esfuerzos mundiales para apoyarlos siguen siendo mínimos.
En 2021, sólo se reasentaron 40.000 refugiados en todo el mundo.
De ellos, solo 15.660 llegaron a países de la UE, lo que supone algo más del 1% de las necesidades mundiales.
A este ritmo, la UE tardaría más de 60 años en satisfacer sólo la mitad de las necesidades actuales de reasentamiento. Este año, a pesar de que se han levantado en gran medida las restricciones de viaje relacionadas con Covid, los esfuerzos de la UE siguen siendo mínimos.
De las más de 20.000 plazas de reasentamiento prometidas por los países de la UE para este año, en julio sólo habían llegado 7.240 personas por esta vía. Ahora parece muy poco probable que se cumplan estas promesas a tiempo, dejando a miles de refugiados atrapados innecesariamente en el limbo.
Suecia, Alemania, Francia
Es especialmente alarmante que sólo unos pocos países de la UE realicen la mayor parte de esta importante labor. El año pasado, el 78% de todos los refugiados reasentados en la UE llegaron a sólo tres países: Suecia, Alemania y Francia.
El número de Estados de la UE que participan en el reasentamiento también se ha reducido a la mitad en menos de una década, pasando de 20 países (excluyendo al Reino Unido) en 2017, a 15 países (excluyendo al Reino Unido) en 2019, y apenas 10 países en lo que va de año.
Mientras el número de personas desplazadas en todo el mundo supera los 100 millones por primera vez en la historia y se producen más conflictos activos que en ningún otro momento desde la Segunda Guerra Mundial, nunca ha sido tan urgente que los Estados de la UE pongan en marcha sus programas de reasentamiento.
Y aunque todavía hay tiempo para salvar la cara, éste se está agotando rápidamente.
Los Estados miembros tienen hasta el viernes (7 de octubre) para asumir compromisos audaces y ambiciosos en materia de reasentamiento para 2023 antes de que se cumpla el plazo fijado por la Comisión Europea.
El Comité Internacional de Rescate pide a los Estados de la UE que hagan promesas audaces en las próximas semanas, comprometiéndose a reasentar a más de 40.000 refugiados en las regiones necesitadas el próximo año, además de al menos 8.500 refugiados afganos.
Esta cifra es totalmente alcanzable, y no es más que una gota de agua comparada con los 4 millones de refugiados ucranianos que han acogido en los últimos siete meses. Alcanzando estos objetivos, la UE cubriría el 2,4% de las necesidades mundiales de reasentamiento, una proporción que está dentro de sus posibilidades.
Estos nuevos y audaces compromisos son vitales por tres razones fundamentales.
En primer lugar, Europa debe cumplir su palabra. Aumentar sus programas de reasentamiento año tras año para satisfacer las crecientes necesidades no sólo es un imperativo humanitario, sino que significaría que los líderes europeos se mantuvieran fieles a los compromisos adquiridos en el Foro de Alto Nivel sobre Reasentamiento del año pasado y, anteriormente, en el Pacto Mundial sobre los Refugiados.
Todos y cada uno de los retrasos tienen un impacto directo en los refugiados en situación de vulnerabilidad, dejándolos a menudo languideciendo en los campos y atrapados en el limbo. También aumenta la presión sobre los países de ingresos bajos y medios que actualmente acogen a cerca del 83% de los refugiados del mundo, como Turquía, Colombia, Uganda y Pakistán, lo que hace aún más difícil que puedan ofrecer una protección duradera y digna.
En segundo lugar, una serie de emergencias inesperadas en los últimos años -como la pandemia del Covid-19, el cambio a las evacuaciones urgentes desde Afganistán y la respuesta a los refugiados de Ucrania- han hecho que las prioridades de la UE se desvíen.
Muchos programas de reasentamiento corren ahora el grave riesgo de ser suspendidos, retrasados o reducidos.
Si no se reorientan los esfuerzos con urgencia, el reasentamiento corre el riesgo de sufrir un golpe permanente. Una vez que estos programas se reducen, es costoso y largo reconstruirlos. La experiencia, las redes y el compromiso local en materia de reasentamiento de refugiados han florecido en toda Europa durante la última década.
No podemos permitirnos perderlos ahora.
Por último, en el último año, los Estados europeos han mostrado un compromiso real para proteger y acoger a los refugiados que se ven obligados a huir de Ucrania.
Aunque su respuesta no ha sido perfecta, esta vez, las grandes declaraciones sobre la protección de los refugiados fueron acompañadas de acciones igualmente audaces.
Actor global, geopolítico y humanitario
Para mantener la credibilidad de la UE como actor geopolítico y humanitario global, ahora debe extender el mismo enfoque a las personas que huyen de contextos igualmente devastadores en otros lugares.
Si no lo hace, la UE debería enfrentarse a las acusaciones de crear un sistema de asilo de dos niveles en el que algunos refugiados son acogidos con dignidad y respeto, y otros reciben un trato discriminatorio.
En un momento de crecientes necesidades humanitarias y de protección en todo el mundo, la UE debe dar ejemplo. El breve plazo que queda hasta la fecha límite para comprometerse, el viernes, les brinda una oportunidad de oro para hacerlo.
Instamos a los líderes a que pongan en marcha los programas de reasentamiento de Europa para salvar vidas antes de que sea demasiado tarde, y creen la “historia de éxito” que prometieron en su día, no sólo para los responsables políticos de la UE, sino para las vidas de millones de refugiados en todo el mundo.